Lucas 21,29-33 – sepan que el Reino de Dios está cerca

Texto del evangelio Lucas 21,29-33 – sepan que el Reino de Dios está cerca

29. Les añadió una parábola: «Miren la higuera y todos los árboles.
30. Cuando ya echan brotes, al verlos, saben que el verano está ya cerca.
31. Así también ustedes, cuando vean que sucede esto, sepan que el Reino de Dios está cerca.
32. Yo les aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda.
33. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.

Reflexión: Lucas 21,29-33

Malas noticias, son buenas noticias, como reza el dicho popular, ya vemos por qué… Porque si el fin de este mundo y la muerte física solo nos traerá el Reino de Dios, podemos alegrarnos cuando anden peor las cosas, porque se acerca nuestra liberación. Es verdad que nadie quiere el sufrimiento ni el dolor, que en algunos casos pareciera infinito. Hay mucha violencia en el mundo y ocurre cada crimen peor que el anterior, que uno se llega a preguntar que nos está sucediendo hasta qué extremo somos capaces de llegar. Dos cosas nos han espantado hoy. La primera que unos delincuentes en moto, unos sicarios, se aproximaron a una camioneta y con toda sangre fría asesinaron al chofer dándose a la fuga, mientras el hombre tenía como copiloto a su menor hijo de 2 años, quien fue testigo de todo. ¡Cómo es posible! ¿Qué clase de seres humanos son estos? No parece que tuvieran la misma composición genética nuestra. Y el otro es el asesinato a mansalva de un líder de la oposición en Venezuela cuando se encontraba la Sra. Tintori –esposa de Leopoldo López- en inmediaciones. Y que luego Maduro y Diosdado salgan como perros rabiosos a negar su participación, lo que es tan dudoso como que no haya habido participación del gobierno peruano en el asesinato de Fasabi, mandadero de la pareja presidencial muerto en extrañas circunstancias cuando se investigaba la sustracción de las Agendas de Nadine, o la muerte del Fiscal Nissman un día antes de su presentación en el Congreso Argentino, destapando los acuerdos oscuros del gobierno con Irán. ¿Qué está pasando? ¿Son estos actos demenciales que debemos interpretar como aviso de la cercanía del Reino de Dios? Así también ustedes, cuando vean que sucede esto, sepan que el Reino de Dios está cerca.

Si somos observadores, muchas cosas podemos predecirlas no solo en el comportamiento del tiempo, sino también en el de las personas. Es verdad que los hombres podemos cambiar y que es cristiano mantener las esperanzas que este cambio se produzca, pero tenemos que ser prudentes para confiar, cuando hemos tenido repetidas evidencias de la falta de madurez, sinceridad y credibilidad de algunas personas. No podemos ser tan incautos de no tomar precauciones. Así, ¿cómo puedes confiar en un individuo que prepotentemente y amparándose en discapacidad de su hermano se apropia de una propiedad que era de ambos con el pretexto de protegerlo y luego lo deja desamparado, al cuidado de su anciana madre? ¿Cómo volver a confiar cuando a la primera señal de senilidad en vez de llevarla a su propia casa, la envía a un asilo con el propósito de apoderarse del pequeño departamento en el que se refugió con su hijo discapacitado? Pasan estas cosas y se perpetran con la mayor sangre fría, con el pretexto de salvaguardar el patrimonio, por encima del bienestar y la salud de los más débiles e indefensos. ¿No es por esta razón que se recurre muchas veces al aborto? Claro, se quiere libertad sexual, pero sin responsabilidad y cuando por error de cálculo se empieza a gestar un niño no deseado, se acude muy fácilmente al expediente del aborto. Con el argumento de decidir sobre su cuerpo y su vida, se mata al hijo inocente e indefenso. Del mismo modo se abandona a los ancianos, en una eutanasia disfrazada, enviándolos sin el menor escrúpulo a una deportación forzada, como si se tratara de seres descartables e insensibles, en un proceder que ni si quiera tenemos el coraje de aplicarlo a las mascotas. ¿Qué nos está pasando? ¿Son estas las señales? Así también ustedes, cuando vean que sucede esto, sepan que el Reino de Dios está cerca.

Hay otras señales: la pesca indiscriminada que sin ningún reparo ni planificación, sino con el único propósito de marginar lo más posible, grandes consorcios navieros llevan a cabo en nuestros océanos, acabando paulatinamente con toda su riqueza, sin que se haga lo suficiente por detenerlos, porque como los mares están tan lejos y resulta imposible que el público se entere y se indigne con lo que viene ocurriendo, actúan con total impunidad, depredándolos a pasos agigantados. Otro tanto ocurre con la ganadería, con la agricultura, con los bosques tropicales, con la minería, con el agua dulce y el oxígeno. Nos hemos convertido en los más gigantes depredadores de nuestro planeta, sin el menor reparo en el daño irreparable que venimos infringiendo y con el que tendrán que cargar las próximas generaciones. Y es que nos hemos especializado en el desarrollo de un sistema inhumano, que tiene por objetivo convertirlo todo en Dinero que es acumulado por unos cuantos en cantidades imposibles de contar, como si de su acumulación dependieran nuestras vidas, olvidando que ha este paso solo cosecharemos desolación y muerte, porque el dinero no se puede comer. Hemos desatado un monstruo incontrolable que así como devora nuestras riquezas inmuniza nuestros corazones hasta convertirnos en socios y cómplices de la usurpación, del despojo, de la explotación y la injusticia, desarrollados sin el menor escrúpulo y a todo nivel. Lo vemos a diario en todos los noticieros en cuyos titulares junto a la criminalidad se destacan las más sórdidas intrigas políticas, en las que con total cinismo e hipocresía se defiende lo indefendible. Veremos lo que ocurre en la COOP 20, en la que muchos hemos puesto nuestras esperanzas, con el afán de enmendar rumbos. Ya estamos tarde. Sin embargo, si no empezamos a dar los pasos adecuados, la situación se irá haciendo cada vez más irreversibles. ¿Será esto a lo que se refiere el Señor? ¿Empezaremos a ver estas señales como resultado de nuestro accionar egoísta y desenfrenado? ¿Qué otras señales más tendremos además de los asesinatos a pedido -con tarifas para todos los bolsillos-, el despojo de los familiares, especialmente de niños y ancianos, la depredación del planeta en todo género de recursos y sin el menor reparo? ¿Hasta qué extremo habremos de llegar? Así también ustedes, cuando vean que sucede esto, sepan que el Reino de Dios está cerca.

Oremos:

Padre Santo, perdónanos por lo que hemos hecho con toda la parte de la Creación que pusiste en nuestras manos; perdónanos por ser tan metalizados y olvidar a nuestros padres y hermanos. Danos un corazón caritativo y misericordiosos como el Tuyo…te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo en unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos…Amén.

Roguemos al Señor…

Te lo pedimos Señor.

(Añade tus oraciones por las intenciones que desees, para que todos los que pasemos por aquí tengamos oportunidad de unirnos a tus plegarias)

(421) vistas

Imágenes Relacionadas:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *