Efecto tóxico del celular en la familia
Digo Blanco, casado, padre de nueve hijos, director y productor. Ha realizado varias seres, películas, libros y conferencias. Su pasión, el Señor de los anillos y su significado. Está muy involucrado en la problemática infantil y juvenil, especialmente en lo que se refiere a la formación en valores, en lo que trabaja indesmayablemente.
Todos tenemos la intuición que nuestro celular no solo nos sirve a nosotros para comunicarnos, para buscar lugares, significados, empresas, productos, en fin, casi para todo cuanto tiene que ver con nuestra vida e inquietudes diaria, sino que también les sirve a otros para controlarnos y manejarnos, recolectando información nuestra incluso cuando está apagado. No podemos asegurarlo, ni lo sabemos con certeza, pero así nos parce.
Dependemos del celular
Difícilmente podemos prescindir de nuestro celular, sin importar lo que vayamos a hacer, desde que abrimos los ojos hasta que los cerramos. A pesar de los no más de 20 años que nos acompañan, parecen tener una importancia fundamental en nuestras vidas. Prescindiendo de la edad, condición social o económica, u ocupación, todos nos rendimos al celular.
Siendo un poco pesimistas podemos decir con C F S Lewis,
“hay esperanza cuando nos enfrentamos a un problema sin solucionar. Sin embargo, no hay esperanza cuando actuamos como si ese problema no existiese.”
¿Es el celular un problema? Diego Blanco nos ayuda a reflexionar al respecto.
Adictos al celular
Hay tres cambios en los que estamos inmersos. Primero la narrativa ha cambiado. Los conceptos del bien y del mal son distintos actualmente de los que teníamos cuando éramos jóvenes. Los protagonistas actualmente son aquellos que para nosotros eran los malos. Quiere decir que los conceptos del bien y del mal han cambiado. La narrativa actual premia lo oscuro, lo extraño, lo monstruoso.
Otro cambio es psicológico. Es lo que se llama psicología positiva. La palabra resiliencia es la clave y ha aumentado en un 30% su uso en el último año, pero sigue creciendo año a año. Vamos empezando a entender que el objetivo fundamental del hombre es la propia felicidad. El problema es que no sabemos cuándo llegamos a ser felices. Somos responsables de nuestra propia felicidad , por encima de la de cualquier otro y excluye todo sufrimiento. Nosotros elegimos ser felices.
El tercer cambio es el tecnológico. Engancha, tiene peligros y divide.
Algunos datos preocupantes.
53% de las personas se despiertan para revisar sus celulares. 150 veces al día revisamos nuestro teléfono. 26% de los accidentes de tráfico son por uso del celular. Somos adictos. En mayor o menor medida no podemos dejarlo. En nuestra desolación y soledad encontramos en él alguien o algo que gratuitamente nos ofrece satisfacción inmediata.
Y el problema es que esta satisfacción es adictiva. ¿Dónde la encontramos? En el celular que ha sido desarrollado precisamente para causar adicción, como las máquinas tragamonedas en los casinos. El celular actualmente no es neutral. No solo sirve para la comunicación, sino que tras su uso hay toda una industria dedicada a que no lo dejes por ningún motivo. El celular produce adicción y esclaviza a quien lo utiliza.
El celular nos lleva buscar un premio
El dilema de las redes es un documental que todos debíamos ver. Habla de todas las incorporaciones realizadas por los expertos a los celulares para producir esta respuesta adictiva a sus usuarios. Nos da miedo perdernos algo, si no tenemos el celular o si está apagado. No podemos dejarlo.
Hay una gran industria, comercio y tecnología tras cada acción que desarrollamos con nuestros celulares y se vende y remata la publicidad que nos van a presentar cada segundo que usamos el celular. Para vender mucho deben esforzarse porque no despeguemos ni un segundo los ojos del celular. Depende de nuestra atención. Y usan los recursos más mafiosos que podríamos imaginar.
Diseñado para la adicción
Ellos responden cuando quieran, buscando no satisfacernos plenamente. Les interesa tenernos tristes, porque, cuando no tenemos lo que queremos estamos tristes y consumimos más. No nos dejan aburrir. Nos distraemos o creemos encontrar la satisfacción de nuestro ego o de lo que buscábamos en la respuesta que nos da el celular.
Estas redes alteran el modo en que las personas se perciben a sí mismo, sobre todos los jóvenes. Depresión, ansiedad, tendencias suicidas, eso es lo que promueven estas aplicaciones. Esto ha sido estudiado y denunciado. Hace daño a millones de usuarios jóvenes y sin embargo no pueden dejarlo. Y todo esto sin contar con la pornografía.
El problema es que nuestros hijos ven solos el celular. La importancia de la familia es ESTAR. No dejarlos solos. ¿Quién se resiste a estas tentaciones que parecen todas gratis? Si los dejamos solos caerán en las mayores adicciones, hasta llegar a la pornografía, muchas veces sin querer, porque están solos. Lo peor es que no sabemos cuáles serán los efectos de todo esto que estamos viviendo en nuestra sociedad.
Consejos para evitar la adicción al celular
Eliminar todas las aplicaciones y redes sociales del celular. Desactiva los avisos. Deja el celular guardado sobe todo cuando comes y cuando duermes. Usa despertador o reloj para no estar todo el tiempo usándolo. Hay que poner normas como padres y cumplirlas nosotros en primer lugar. Apaga el celular todos los días. Que no sea lo primero que haces en el día, ni lo último.
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