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Mateo 10,7-15 dar gratis

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El Evangelio de Mateo 10,7-15, nos presenta un programa de trabajo urgente y prioritario que el Señor nos encomienda. Nos insta a proclamar que el Reino de los Cielos está cerca, una cercanía que se interpreta en dos dimensiones: temporal y espacial. La cercanía temporal se refiere a la llegada de Jesucristo, cuyo advenimiento marca el comienzo de un nuevo tiempo en la historia de la salvación. Aunque dos mil años puedan parecer mucho, en la perspectiva divina son insignificantes. La cercanía espacial se manifiesta en que, con la Resurrección de Cristo, el Reino ya está entre nosotros, aunque aún no en su plenitud.

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El texto subraya la importancia de entender y actuar conforme a las instrucciones de Jesús, quien nos manda curar enfermos, resucitar muertos, purificar leprosos y expulsar demonios sin esperar recompensa. Debemos dar gratis lo que hemos recibido gratis. Estas acciones deben realizarse con fe y entrega total, confiando en la providencia divina. Se nos recuerda que la Palabra de Dios trasciende y penetra todo, y que debemos abordarla con una doble lectura: natural y sobrenatural. La misión encomendada por el Señor debe ocupar el centro de nuestras vidas, priorizando siempre las tareas divinas sobre las materiales.

Finalmente, se destaca la necesidad de una fe y entrega incondicional a los mandatos del Señor para acelerar la llegada del Reino. Se nos advierte contra la búsqueda de recompensas económicas por cumplir con esta misión, ya que esto enturbiaría los motivos puros que deben impulsarnos. Debemos estar dispuestos a dar gratis lo que hemos recibido gratis. La reflexión concluye con una exhortación a confiar plenamente en Dios, quien proveerá lo necesario, y a entregar nuestro trabajo sin medida ni condiciones, asegurando así nuestra contribución al avance del Reino de los Cielos.

Podemos leer una reflexión completa en esta dirección

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encontrarán su descanso – Mateo 11,25-30

encontrarán su descanso

“Carguen con mi yugo y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán su descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.”

Jueves de la 28va Semana del T. Ordinario | 15 Octubre del 2020 | Por Miguel Damiani

Lecturas de la Fecha:

  • Eclesiástico 15,1-6
  • Salmo 88,2-3.6-7.8-9.16-17.18-19
  • Mateo 11,25-30

Reflexión sobre las lecturas

encontrarán su descanso

Ir con el Señor es como estar en un velero, con el viento a favor. Es hacer lo correcto en cada ocasión, transitando por el Camino. Es defender y proclamar la verdad siempre y a cualquier precio. Es oír y hacer lo que el Espíritu nos manda cada día.

Quien así procede encontrará descanso, nos dice el Señor. Tendemos a obnubilarnos cuando estamos bajo presión, cuando sobrevienen las tormentas. Paradójicamente es entonces cuando debíamos aferrarnos a los santos criterios de Cristo escritos en los Evangelios.

No es como algunos creen, que la Palabra de Dios es solo para los templos o los ritos religiosos. La Palabra de Dios es Vida. Es Camino que nos conduce a la Vida Eterna. Es deber cristiano hacer lo que Él nos dice. En ello encontraremos la paz y nuestras almas encontrarán descanso.

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Mateo 5,20-26 – reconciliarte con tu hermano

Reconciliarte con tu hermano

…deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelves y presentas tu ofrenda.

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Mateo 5,20-26 reconciliarte con tu hermano

Mateo – Capítulo 05

Reflexión: Mateo 5,20-26

La gran novedad del Evangelio que Cristo nos trae es que Dios es nuestro Padre. Esta sola idea lo cambia todo. No es solo que tenemos un Dios que es amor y por lo tanto todo bondad, sino que además es nuestro Padre. ¡Qué distinto es saber y sentir que Dios es nuestro Padre!

Dios, la Sabiduría en su plenitud, ha querido comunicarnos esta novedad a través de Su Hijo Jesucristo. Esta perspectiva nos hace familia con Dios, nos hace parte de Él, como lo son nuestros hijos con nosotros. Pero al mismo tiempo, inmediatamente nos hace hermanos unos de otros.

Si todo tenemos un mismo Padre, quiere decir que somos hermanos y como tales, nos debemos amor. Fijémonos lo importante de esta afirmación. Somos hermanos con nuestros padres, con nuestros hijos, con nuestras esposas y esposos e incluso con nuestros enemigos. ¡Qué tal alcance!

Que Dios sea nuestro Padre definitivamente constituye una revolución, un cambio fundamental en nuestra perspectiva del mundo y de la vida. Si todos somos hijos de Dios y hermanos unos de los otros, todos nos debemos amor, pues somos parte de la misma familia, la familia de Dios.

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Mateo 5,1-12 – Alégrense y regocíjense

Alégrense y regocíjense

Alégrense y regocíjense, porque su recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a ustedes.

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Mateo 5,1-12 Alégrense y regocíjense

Mateo – Capítulo 05

Reflexión: Mateo 5,1-12

Aquí el Señor nos dice cómo debemos vivir, cuál ha de ser nuestro proceder para alcanzar el Reino de los Cielos. Primero destaquemos que no puede haber mayor recompensa en la vida que ser recibido en el Reino de los Cielos por nuestro Padre Celestial, ocupando el sitio que nos tiene reservado desde toda la eternidad.

¿Qué debemos de hacer? En este pasaje de las Bienaventuranzas el Señor hace un listado muy claro de las conductas nuestras que merecerán tal privilegio. No todos podremos entrar. Es preciso que nuestras vidas correspondan a estas categorías que tienen que ver con la forma en que tomamos la vida.

Tal parece que hay que sufrir contrariedades para alcanzar el Reino de los Cielos. ¿Y si no las tienes, no lo mereces? Eso es lo que nos dice Jesucristo, el Hijo de Dios. Hemos de creerle. Desmenucemos una a una estas características para tratar de entender lo que el Señor quiere de nosotros.

Los pobres de espíritu

Primero están los pobres de espíritu. ¿Quiénes son esto? Pues aquellos de los que generalmente abusa la gente, porque no son rápidos ni física ni mentalmente, porque son ingenuos, porque todo lo creen, porque siempre actúan de buena fe, porque incluso son medios torpes, no solo en el hablar, sino incluso en el vestir.

Aquellos de los que los niños suelen burlarse en los colegios por considerarlos desadaptados, inútiles, porque resalta como un lunar en toda la clase. Los niños que despiadadamente son víctimas de bulling y luego serán explotados y pisoteados por los mejor acomodados, por los los que carecen de escrupulosos, por los que se sienten dueños del mundo. ¡De estos es el Reino de los Cielos! ¡Veamos a Cristo en cada uno de ellos!

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Lucas 5,17-26 – vete primero a reconciliarte con tu hermano

Vete primero a reconciliarte con tu hermano

Si, pues, al presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas entonces de que un hermano tuyo tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelves y presentas tu ofrenda.

Texto del evangelio Lc 5,17-26

17. «No piensen que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento.
18. Sí, les aseguro: el cielo y la tierra pasarán antes que pase una i o una tilde de la Ley sin que todo suceda.
19. Por tanto, el que traspase uno de estos mandamientos más pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de los Cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos.
20. «Porque les digo que, si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos.
21. «Han oído que se dijo a los antepasados: No matarás; y aquel que mate será reo ante el tribunal.
22. Pues yo les digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal; pero el que llame a su hermano «imbécil», será reo ante el Sanedrín; y el que le llame «renegado», será reo de la gehenna de fuego.
23. Si, pues, al presentar tú ofrenda en el altar te acuerdas entonces de que un hermano tuyo tiene algo contra ti,
24. deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelves y presentas tu ofrenda.
25. Ponte enseguida a buenas con tu adversario mientras vas con él por el camino; no sea que tu adversario te entregue al juez y el juez al guardia, y te metan en la cárcel.
26. Yo te aseguro: no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo.

Reflexión: Lc 5,17-26

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Lucas 5,17-26 – vete primero a reconciliarte con tu hermano

En la vida cotidiana, nos cuesta mucho comprender aquello de consolar, antes que ser consolado, comprender antes que ser comprendido, perdonar antes que ser perdonado, amar antes que ser amado. Por lo general siempre nos ponemos en primer lugar.

Queremos que los otros muestren gratitud, cortesía, bondad, amabilidad, alegría y cariño. Pero ¿qué hay de nosotros? Somos pasivos, cómodos. Queremos que los demás den el primer paso. En el fondo, somos soberbios. No queremos humillarnos ante nadie y menos ante quien para nosotros no tiene la razón.

No nos damos cuenta que si obramos de este modo, no hacemos nada extraordinario. Todo el mundo obra del mismo modo. Pero a nosotros el Señor nos pide dar un paso más; caminar la milla adicional. Saludar a los que no conocemos, e incluso a nuestros enemigos, orando por ellos.

Si, pues, al presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas entonces de que un hermano tuyo tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelves y presentas tu ofrenda.

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Mateo 3,1-12 – Ya está el hacha puesta a la raíz

Ya está el hacha puesta a la raíz

Ya está el hacha puesta a la raíz de los árboles; y todo árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego.

Texto del evangelio Mt 3,1-12

1. Por aquellos días aparece Juan el Bautista, proclamando en el desierto de Judea:
2. «Conviértanse porque ha llegado el Reino de los Cielos.»
3. Este es aquél de quien habla el profeta Isaías cuando dice: Voz del que clama en el desierto: Preparen el camino del Señor, enderecen sus sendas.
4. Tenía Juan su vestido hecho de pelos de camello, con un cinturón de cuero a sus lomos, y su comida eran langostas y miel silvestre.
5. Acudía entonces a él Jerusalén, toda Judea y toda la región del Jordán,
6. y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados.
7. Pero viendo él venir muchos fariseos y saduceos al bautismo, les dijo: «Raza de víboras, ¿quién les ha enseñado a huir de la ira inminente?
8. Den, pues, fruto digno de conversión,
9. y no crean que basta con decir en su interior: «Tenemos por padre a Abraham»; porque les digo que puede Dios de estas piedras dar hijos a Abraham.
10. Ya está el hacha puesta a la raíz de los árboles; y todo árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego.
11. Yo los bautizo en agua para conversión; pero aquel que viene detrás de mí es más fuerte que yo, y no soy digno de llevarle las sandalias. El los bautizará en Espíritu Santo y fuego.
12. En su mano tiene el bieldo y va a limpiar su era: recogerá su trigo en el granero, pero la paja la quemará con fuego que no se apaga.»

Reflexión: Mt 3,1-12

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Mateo 3,1-12 Ya está el hacha puesta a la raíz

Algunas de estas figuras que el Señor usa en los Evangelios para enseñarnos el Camino, nos causan cierto temor. Nos parecen amenazantes. Por tal motivo, para algunos basta ese solo hecho para no prestarle oídos.

Es que no hay peor ciego que el que no quiere ver, ni peor sordo que el que no quiere oír. En el fondo, tras esa máscara de delicadez y sensibilidad, ocultamos nuestra soberbia y desdén. Y es que, decimos, nadie tiene por qué forzarnos, ni si quiera Dios.

Y aunque lo digamos de labios para afuera, porque nosotros bien sabemos que en este mundo el más poderoso se impone y manda, lo cierto es que Dios no es así con nosotros. Por lo tanto, de algún modo podríamos decir que tendríamos razón en esta argumentación. Pero resulta que Dios no amenaza ni se impone por la fuerza.

Ya está el hacha puesta a la raíz de los árboles; y todo árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego.

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Cielos

El Reino de los Cielos está cerca

Oremos:

Padre Santo, no permitas que nos pasemos la vida deambulando, sin llegar a verte, reconocerte y seguirte. Una vez que te encontremos danos la perseverancia necesaria para seguirte y proclamarte en cada uno de nuestros actos…Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo en unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos…Amén.

Roguemos al Señor…

Te lo pedimos Señor.

(Añade tus oraciones por las intenciones que desees, para que todos los que pasemos por aquí tengamos oportunidad de unirnos a tus plegarias)

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Mateo 9,35-10,1.6-8 – el Reino de los Cielos está cerca

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Mateo 7,21.24-27 – el hombre prudente

El hombre prudente

Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca

Texto del evangelio Mt 7,21.24-27 

21. «No todo el que me diga: «Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial.
24. «Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca:
25. cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca.
26. Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena:
27. cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina.»

Reflexión: Mt 7,21.24-27

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Mateo 7,21.24-27 el hombre prudente

El Señor nos pide que le oigamos y hagamos lo que dice. Así, no basta oír, sino que hay que hacer lo que nos dice. Nuestra es la religión del amor. En el amor, las palabras no bastan. Llega un momento que estas tienen que manifestarse con hechos prácticos, concretos.

Todo lo que nos manda el Señor es amar a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos. Debemos imprimir este mandato y ponerlo en un lugar visible de modo tal que todos los días y a cada rato lo veamos.

No hay mayor secreto para alcanzar la vida eterna que amar. Eso es todo lo que nos manda el Señor. Si lo hemos oído, no resta nada más que ponerlo en práctica. ¿Por qué no lo hacemos? Hay que pasar de las declaraciones, de la poesía a los hechos.

Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca

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