Acerquémonos a nuestro Padre que está en el cielo
Hoy, el Señor, a través de las lecturas propuestas por la Iglesia, nos recuerda lo importante que es vivir en Gracia de Dios, que es nuestro Padre.
Él es el único que puede darnos paz. Entonces, la pregunta correcta es en quién podemos encontrar la paz que buscamos, y no en qué. No es algo, sino alguien el que único capaz de darnos la paz que anhelamos.
Nuestro Padre nos da la paz
Solo viviendo en Él, cerca de Él, con Él, como Él, asegurándonos que sea Él nuestro cobijo.
¿Cómo podemos hacer esto?
Haciendo su Voluntad
¿Como saber si hacemos Su Voluntad?
Prestándole atención. Oyéndole. Escuchándole.
¿De qué otro modo podemos oírle sino orando?
Dónde encontrar a nuestro Padre
Al Señor lo encontramos en el silencio: es decir, cuando somos capaces de apartarnos un momento de este mundo, y atendemos su voz. En momentos de soledad, de desierto…
Para eso hay que darle ocasión al Señor, del mismo modo que lo hacemos con un buen amigo. Si lo hacemos con un amigo, cuánto más con Dios…Eso es lo menos que podríamos hacer con el que es nuestro Padre del Cielo, es decir, Todopoderoso, Omnipotente, Omnipresente, Eterno, Creador…la Sabiduría plena, la Luz eterna
Nuestro Padre nos dirige
Quién mejor para orientarnos y dirigirnos al propósito para el cual fuimos creados. De modo genérico podemos enunciar este propósito de este modo: Fuimos creados para vivir eternamente.
Pero ¿Hay alguna condición que debamos cumplir para vivir eternamente? Si, ¿Cuál? Salvar nuestra alma.
Quiere decir que nuestra alma está amenazada? Está en peligro?
Cuidar nuestra alma
Quiere decir que nuestra alma corre algún riesgo de estropearse, de perderse?
Si…quién puede querer esto? Pues el Príncipe de este mundo, es decir el Demonio.
Debemos ser conscientes que estamos en medio de una batalla, que por anticipado tenemos la promesa de ganar con la ayuda de Dios. Que, entonces, podemos y debemos ganar, pero solo lo haremos si hacemos lo correcto. Lo que Dios nos pide y exige: hacer Su Voluntad.
Cuidar la pureza
No se admiten mentiras, ni engaños. Estas deben ser confesadas, perdonadas y enmendadas. Y podemos hacerlo con la Gracia que nuestro Padre Dios nos ofrece.
El nos perdona y nos da la posibilidad de empezar de nuevo.
Del mismo modo en que procuramos ropa limpia para presentarnos en ciertas ocasiones a alguien distinguido…nuestra alma ha de estar completamente limpia e inmaculada al momento de presentarnos ante nuestro Padre.
Amarse unos a otros
Todo lo que Él quiere es que nos amemos los unos a los otros como Él nos ha amado.
Para lograr este propósito contamos con su Gracia. Es más….solo lo conseguiremos con SU GRACIA. Él nos ayuda a conseguir aquello que nos asegura la felicidad eterna
Y, cómo conseguimos Su Gracia? Pidiendo perdón por nuestros pecados (mediante la confesión o Penitencia) y participando de la Eucaristía: comiendo Su Cuerpo y bebiendo su Sangre.
Vivir en Gracia de Dios
Solo Él puede puede hacer que vivamos en Gracia permanente. Y lo haremos si hacemos Su Voluntad. Debemos pues entregarnos completamente a Su Voluntad, confiando plenamente en Él.
Por eso nuestra oración constante, diaria, horaria debe ser:
Señor, creo en Tí, pero aumenta mi poca fe…
Marcos 9,24
Amén.
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