asombrado de su doctrina
«Se enteraron los sumos sacerdotes y los escribas y, como le tenían miedo, porque todo el mundo estaba asombrado de su doctrina, buscaban una manera de acabar con él.”
Viernes de la 8va semana del T. Ordinario| 28 de mayo del 2021 | Por Miguel Damiani
Lecturas de la Fecha:
Reflexión sobre las lecturas
asombrado de su doctrina
A causa de algunas interpretaciones subjetivas y parcializadas de la Palabra del Señor y por tratar de conciliar su prédica con los mensajes revolucionarios de nuestro tiempo, algunos osan comparar a Jesucristo con un revolucionario.
La corrección política impuesta por el progresismo y especialmente por el neo marxismo ha llevado a muchos cristianos rendidos al humanismo moderno, a tratar de presentar al cristianismo como la vanguardia del cambio social y estructural.
Para ello incluso hemos adoptado conceptos prestados del marxismo, como si los necesitáramos, con el propósito de dar una imagen más actualizada y adaptada a las inquietudes y exigencias del mundo moderno, haciendo uso del “lenguaje de moda”.

La doctrina de Cristo no necesita de ideologías que la encaucen
Nuestra ignorancia en la doctrina de Cristo, en el conocimiento de Su vida y Su Palabra es tan grande que con la mayor soltura lo encajamos en nuestra opinión, para hacerle decir lo que nunca dijo ni diría, tan solo porque es lo que más nos gusta y queremos que diga.
Sí, el Señor habla de justicia y pobreza, pero jamás en los términos del marxismo leninismo. Él no propone ni podría estar de acuerdo en quitarles o arrebatarles a unos para darles a otros. Tampoco propone la igualdad en ningún sentido.
Mucho menos hubiera estado de acuerdo en tomar el poder por la fuerza, generando violencia y muerte para imponer su programa. ¿Por qué? ¨Porque Dios Padre nos ha creado libres. En ello radica nuestra dignidad. De allí la necesidad del sacrificio de Cristo.
Era necesario que Jesucristo muera y resucite
¿Por qué resulta necesario que el Señor muera en la Cruz, como un delincuente cualquiera? Porque es en su sumisión y acatamiento al poder establecido que podrá salvarnos, muriendo en la Cruz y Resucitando el 3er día.
¿Y para qué hace eso? Porque será la única forma de transmitirnos con su propia vida el mensaje central de su prédica, que trasciende nuestro mundo y todas las formas que nosotros consideramos como justas y naturales de actuar en sociedad.
Por ejemplo, para algunos de nosotros el “ojo por ojo y diente por diente” nos parece comprensible y hasta justificable. Nos alegramos cuando un opresor cae y algunos justifican el escarnio hasta la muerte, lo vimos, por ejemplo, en la Revolución Francesa.
¿La Doctrina de Jesús requiere de Ideologías para ser entendida?
Para otros el fin justifica los medios”. Lo que desde luego constituye una aberración ética y moral, que sin embargo algunos nos vemos obligados a aceptar de facto, como hechos consumados.
Tal es el caso, por ejemplo, de la obligatoriedad de aceptar la vacuna para combatir la Pandemia, cuando sistemáticamente se ha impedido el uso de medios curativos posibles y se han cuidado de eliminar cualquier garantía a las vacunas.
Otro ejemplo es la formulación por un sector de la Iglesia de una supuesta y necesaria Teología de la Liberación, para enmendar la Doctrina derivada de la Palabra del Señor y ajustarla a la Ideología marxista cuyos postulados deben conducirnos a la Liberación, lo que seguramente fue omitido por Jesucristo, lo que evidentemente constituye una desviación y una blasfemia.
¿El cristianismo necesita del marxismo?
Es la aparente impaciencia de algunos teólogos, que además conocen el marxismo, que pretenden haber dado con la combinación perfecta que daría la fórmula que lamentablemente no estuvo al alcance a Jesucristo (ahí radica la blasfemia), para erradicar la pobreza y las injusticias del mundo y llevarnos al paraíso comunista aquí en la tierra.
Es decir, ellos van a morigerar al marxismo. Van a hacerlo digerible y practicable, sin tener que eliminar la fe cristiana. ¡Gran disparate que viene conduciendo a algunos sectores de la Iglesia al “progresismo” que termina incluso aceptando el aborto y la Ideología de Género!
Estos reformistas parten del principio errado y blasfemo o que Jesucristo se equivocó o que le faltaron elementos que el marxismo ahora le da, o que no pudo preveer a lo que llegaríamos en la “modernidad” y por eso es preciso ajustarlo, lo cual constituye la negación de su Divinidad y por lo tanto es una blasfemia.
Falta de humildad y piedad
Por falta de piedad, por falta de oración, en última instancia, y esto es lo más grave, por falta de fe, no creen que Jesucristo es El Camino, lo que quiere decir que es transitando por Él y no ajustándolo o reformulándolo que llegaremos a la Verdad.
Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre, Hijo de Dios Padre, ha dado Su Vida para mostrarnos el Camino. ¿Ahora resulta que no es suficiente, que hay que hacerlo de lado, que hay que enderezar, que hay que reinterpretar, que hay que ajustarlo a nuestro tiempo?
Pues están equivocados, como los sacerdotes y escribas de aquel entonces, buscan acabarlo, porque su doctrina sigue siendo asombrosa. Tal vez ahora no causa miedo, pero igual no encaja en este mundo, porque no es de este mundo.
Hay que nacer de nuevo
¡Esa es la clave! ¡No es de este mundo! Hay que nacer de nuevo. Es Gracia de Dios el poder comprender lo que el Señor nos enseña. Si por soberbia, porque tenemos muchos pergaminos, no se la pedimos, nunca lograremos comprenderla.
Hay que ser humildes para entender a Jesús, que es el mismo ayer, hoy y siempre. El Señor apela al amor y Él mismo nos enseñó con su vida en qué consiste el amor. Y nos dijo: “amaos los unos a los otros como yo os he amado”. Y, “no hay amor más grande que el que da la vida por sus amigos”.
¿Ahora resulta que no es suficiente? ¿Qué tenemos que ir a un ordenamiento político y social que nos diga cómo comportarnos y que nos proteja a unos de otros? Es el hombre el que debe cambiar. Y lo hará si le damos la posibilidad de acercarse a la Palabra del Señor y si damos testimonio de fe con nuestras propias vidas.
Oración:
Padre Santo, quítanos la venda de los ojos; aparta estas gafas ideológicas que quieren imponernos para interpretar Tu Evangelio, como si no fuera suficiente el conocimiento de Tu Palabra; como si no fueras capaz de iluminar nuestros corazones y a nuestra alma. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor, que contigo vive y reina, en unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos…Amén.
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