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Lucas – Capítulo 24

Lucas – Capítulo 24

1.El primer día de la semana, muy de mañana, fueron al sepulcro llevando los aromas que habían preparado.
2.Pero encontraron que la piedra había sido retirada del sepulcro,
3.y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.
4.No sabían que pensar de esto, cuando se presentaron ante ellas dos hombres con vestidos resplandecientes.
5.Como ellas temiesen e inclinasen el rostro a tierra, les dijeron: «¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo?
6.No está aquí, ha resucitado. Recordad cómo os habló cuando estaba todavía en Galilea, diciendo:
7.»Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de los pecadores y sea crucificado, y al tercer día resucite. «»
8.Y ellas recordaron sus palabras.
9.Regresando del sepulcro, anunciaron todas estas cosas a los Once y a todos los demás.
10.Las que decían estas cosas a los apóstoles eran María Magdalena, Juana y María la de Santiago y las demás que estaban con ellas.
11.Pero todas estas palabras les parecían como desatinos y no les creían.
12.Pedro se levantó y corrió al sepulcro. Se inclinó, pero sólo vio las vendas y se volvió a su casa, asombrado por lo sucedido.
13.Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que distaba sesenta estadios de Jerusalén,
14.y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado.
15.Y sucedió que, mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos;
16.pero sus ojos estaban retenidos para que no le conocieran.
17.El les dijo: «¿De qué discutís entre vosotros mientras vais andando?» Ellos se pararon con aire entristecido.
18.Uno de ellos llamado Cleofás le respondió: «¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que estos días han pasado en ella?»
19.El les dijo: «¿Qué cosas?» Ellos le dijeron: «Lo de Jesús el Nazoreo, que fue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo;
20.cómo nuestros sumos sacerdotes y magistrados le condenaron a muerte y le crucificaron.
21.Nosotros esperábamos que sería él el que iba a librar a Israel; pero, con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que esto pasó.
22.El caso es que algunas mujeres de las nuestras nos han sobresaltado, porque fueron de madrugada al sepulcro,
23.y, al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que hasta habían visto una aparición de ángeles, que decían que él vivía.
24.Fueron también algunos de los nuestros al sepulcro y lo hallaron tal como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron.»
25.El les dijo: «¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas!
26.¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?»
27.Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras.
28.Al acercarse al pueblo a donde iban, él hizo ademán de seguir adelante.
29.Pero ellos le forzaron diciéndole: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado.» Y entró a quedarse con ellos.
30.Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando.
31.Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de su lado.
32.Se dijeron uno a otro: «¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?»
33.Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos,
34.que decían: «¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!»
35.Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan.
36.Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros.»
37.Sobresaltados y asustados, creían ver un espíritu.
38.Pero él les dijo: «¿Por qué os turbáis, y por qué se suscitan dudas en vuestro corazón?
39.Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme y ved que un espíritu no tiene carne y huesos como véis que yo tengo.»
40.Y, diciendo esto, los mostró las manos y los pies.
41.Como ellos no acabasen de creerlo a causa de la alegría y estuviesen asombrados, les dijo: «¿Tenéis aquí algo de comer?»
42.Ellos le ofrecieron parte de un pez asado.
43.Lo tomó y comió delante de ellos.
44.Después les dijo: «Estas son aquellas palabras mías que os hablé cuando todavía estaba con vosotros: «Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito en la Ley
de Moisés, en los Profetas y en los Salmos acerca de mí.»»
45.Y, entonces, abrió sus inteligencias para que comprendieran las Escrituras,
46.y les dijo: «Así está escrito que el Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos al tercer día
47.y se predicara en su nombre la conversión para perdón de los pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusalén.
48.Vosotros sois testigos de estas cosas.
49.«Mirad, y voy a enviar sobre vosotros la Promesa de mi Padre. Por vuestra parte permaneced en la ciudad hasta que seáis revestidos de poder desde lo alto.»
50.Los sacó hasta cerca de Betania y, alzando sus manos, los bendijo.
51.Y sucedió que, mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo.
52.Ellos, después de postrarse ante él, se volvieron a Jerusalén con gran gozo,
53.y estaban siempre en el Templo bendiciendo a Dios.

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Lucas – Capítulo 23

Lucas – Capítulo 23

1.Y levantándose todos ellos, le llevaron ante Pilato.
2.Comenzaron a acusarle diciendo: «Hemos encontrado a éste alborotando a nuestro pueblo, prohibiendo pagar tributos al César y diciendo que él es Cristo Rey.»
3.Pilato le preguntó: «¿Eres tú el Rey de los judíos?» El le respondió: «Sí, tú lo dices.»
4.Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la gente: «Ningún delito encuentro en este hombre.»
5.Pero ellos insistían diciendo: «Solivianta al pueblo, enseñando por toda Judea, desde Galilea, donde comenzó, hasta aquí.»
6.Al oír esto, Pilato preguntó si aquel hombre era galileo.
7.Y, al saber que era de la jurisdicción de Herodes, le remitió a Herodes, que por aquellos días estaba también en Jerusalén.
8.Cuando Herodes vio a Jesús se alegró mucho, pues hacía largo tiempo que deseaba verle, por las cosas que oía de él, y esperaba presenciar alguna señal que él
hiciera.
9.Le preguntó con mucha palabrería, pero él no respondió nada.
10.Estaban allí los sumos sacerdotes y los escribas acusándole con insistencia.
11.Pero Herodes, con su guardia, después de despreciarle y burlarse de él, le puso un espléndido vestido y le remitió a Pilato.
12.Aquel día Herodes y Pilato se hicieron amigos, pues antes estaban enemistados.
13.Pilato convocó a los sumos sacerdotes, a los magistrados y al pueblo
14.y les dijo: «Me habéis traído a este hombre como alborotador del pueblo, pero yo le he interrogado delante de vosotros y no he hallado en este hombre ninguno de los
delitos de que le acusáis.
15.Ni tampoco Herodes, porque nos lo ha remitido. Nada ha hecho, pues, que merezca la muerte.
16.Así que le castigaré y le soltaré.»
18.Toda la muchedumbre se puso a gritar a una: «¡Fuera ése, suéltanos a Barrabás!»
19.Este había sido encarcelado por un motín que hubo en la ciudad y por asesinato.
20.Pilato les habló de nuevo, intentando librar a Jesús,
21.pero ellos seguían gritando: «¡Crucifícale, crucifícale!»
22.Por tercera vez les dijo: «Pero ¿qué mal ha hecho éste? No encuentro en él ningún delito que merezca la muerte; así que le castigaré y le soltaré.»
23.Pero ellos insistían pidiendo a grandes voces que fuera crucificado y sus gritos eran cada vez más fuertes.
24.Pilato sentenció que se cumpliera su demanda.
25.Soltó, pues, al que habían pedido, el que estaba en la cárcel por motín y asesinato, y a Jesús se lo entregó a su voluntad.
26.Cuando le llevaban, echaron mano de un cierto Simón de Cirene, que venía del campo, y le cargaron la cruz para que la llevará detrás de Jesús.
27.Le seguía una gran multitud del pueblo y mujeres que se dolían y se lamentaban por él.
28.Jesús, volviéndose a ellas, dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos.
29.Porque llegarán días en que se dirá: ¡Dichosas las estériles, las entrañas que no engendraron y los pechos que no criaron!
30.Entonces se pondrán a decir a los montes: ¡Caed sobre nosotros! Y a las colinas: ¡Cubridnos!
31.Porque si en el leño verde hacen esto, en el seco ¿qué se hará?»
32.Llevaban además otros dos malhechores para ejecutarlos con él.
33.Llegados al lugar llamado Calvario, le crucificaron allí a él y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda.
34.Jesús decía: «Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen.» Se repartieron sus vestidos, echando a suertes.
35.Estaba el pueblo mirando; los magistrados hacían muecas diciendo: «A otros salvó; que se salve a sí mismo si él es el Cristo de Dios, el Elegido.»
36.También los soldados se burlaban de él y, acercándose, le ofrecían vinagre
37.y le decían: «Si tú eres el Rey de los judíos, ¡sálvate!»
38.Había encima de él una inscripción: «Este es el Rey de los judíos.»
39.Uno de los malhechores colgados le insultaba: «¿No eres tú el Cristo? Pues ¡sálvate a ti y a nosotros!»
40.Pero el otro le respondió diciendo: «¿Es que no temes a Dios, tú que sufres la misma condena?
41.Y nosotros con razón, porque nos lo hemos merecido con nuestros hechos; en cambio, éste nada malo ha hecho.»
42.Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino.»
43.Jesús le dijo: «Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso.»
44.Era ya cerca de la hora sexta cuando, al eclipsarse el sol, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona.
45.El velo del Santuario se rasgó por medio
46.y Jesús, dando un fuerte grito, dijo: «Padre, en tus manos pongo mi espíritu» y, dicho esto, expiró.
47.Al ver el centurión lo sucedido, glorificaba a Dios diciendo: «Ciertamente este hombre era justo.»
48.Y todas las gentes que habían acudido a aquel espectáculo, al ver lo que pasaba, se volvieron golpeándose el pecho.
49.Estaban a distancia, viendo estas cosas, todos sus conocidos y las mujeres que le habían seguido desde Galilea.
50.Había un hombre llamado José, miembro del Consejo, hombre bueno y justo,
51.que no había asentido al consejo y proceder de los demás. Era de Arimatea, ciudad de Judea, y esperaba el Reino de Dios.
52.Se presentó a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús
53.y, después de descolgarle, le envolvió en una sábana y le puso en un sepulcro excavado en la roca en el que nadie había sido puesto todavía.
54.Era el día de la Preparación, y apuntaba el sábado.
55.Las mujeres que habían venido con él desde Galilea, fueron detrás y vieron el sepulcro y cómo era colocado su cuerpo,
56.Y regresando, prepararon aromas y mirra. Y el sábado descansaron según el precepto.

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Lucas – Capítulo 22

Lucas – Capítulo 22

1.Se acercaba la fiesta de los Azimos, llamada Pascua.
2.Los sumos sacerdotes y los escribas buscaban cómo hacerle desaparecer, pues temían al pueblo.
3.Entonces Satanás entró en Judas, llamado Iscariote, que era del número de los Doce;
4.y se fue a tratar con los sumos sacerdotes y los jefes de la guardia del modo de entregárselo.
5.Ellos se alegraron y quedaron con él en darle dinero.
6.El aceptó y andaba buscando una oportunidad para entregarle sin que la gente lo advirtiera.
7.Llegó el día de los Azimos, en el que se había de sacrificar el cordero de Pascua;
8.y envió a Pedro y a Juan, diciendo: «Id y preparadnos la Pascua para que la comamos.»
9.Ellos le dijeron: «¿Dónde quieres que la preparemos?»
10.Les dijo: «Cuando entréis en la ciudad, os saldrá al paso un hombre llevando un cántaro de agua; seguidle hasta la casa en que entre,
11.y diréis al dueño de la casa: «El Maestro te dice: ¿Dónde está la sala donde pueda comer la Pascua con mis discípulos?»
12.El os enseñará en el piso superior una sala grande, ya dispuesta; haced allí los preparativos.»
13.Fueron y lo encontraron tal como les había dicho, y prepararon la Pascua.
14.Cuando llegó la hora, se puso a la mesa con los apóstoles;
15.y les dijo: «Con ansia he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer;
16.porque os digo que ya no la comeré más hasta que halle su cumplimiento en el Reino de Dios.»
17.Y recibiendo una copa, dadas las gracias, dijo: «Tomad esto y repartidlo entre vosotros;
18.porque os digo que, a partir de este momento, no beberé del producto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios.»
19.Tomó luego pan, y, dadas las gracias, lo partió y se lo dio diciendo: Este es mi cuerpo que es entregado por vosotros; haced esto en recuerdo mío.»
20.De igual modo, después de cenar, la copa, diciendo: «Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre, que es derramada por vosotros.
21.«Pero la mano del que me entrega está aquí conmigo sobre la mesa.
22.Porque el Hijo del hombre se marcha según está determinado. Pero, ¡ay de aquel por quien es entregado!»
23.Entonces se pusieron a discutir entre sí quién de ellos sería el que iba a hacer aquello.
24.Entre ellos hubo también un altercado sobre quién de ellos parecía ser el mayor.
25.El les dijo: «Los reyes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los que ejercen el poder sobre ellas se hacen llamar Bienhechores;
26.pero no así vosotros, sino que el mayor entre vosotros sea como el más joven y el que gobierna como el que sirve.
27.Porque, ¿quién es mayor, el que está a la mesa o el que sirve? ¿No es el que está a la mesa? Pues yo estoy en medio de vosotros como el que sirve.
28.«Vosotros sois los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas;
29.yo, por mi parte, dispongo un Reino para vosotros, como mi Padre lo dispuso para mí,
30.para que comáis y bebáis a mi mesa en mi Reino y os sentéis sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.
31.«¡Simón, Simón! Mira que Satanás ha solicitado el poder cribaros como trigo;
32.pero yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos.»
33.El dijo: «Señor, estoy dispuesto a ir contigo hasta la cárcel y la muerte.»
34.Pero él dijo: «Te digo, Pedro: No cantará hoy el gallo antes que hayas negado tres veces que me conoces.»
35.Y les dijo: «Cuando os envié sin bolsa, sin alforja y sin sandalias, ¿os faltó algo?» Ellos dijeron: «Nada.»
36.Les dijo: «Pues ahora, el que tenga bolsa que la tome y lo mismo alforja, y el que no tenga que venda su manto y compre una espada;
37.porque os digo que es necesario que se cumpla en mí esto que está escrito: «Ha sido contado entre los malhechores.» Porque lo mío toca a su fin.»
38.Ellos dijeron: «Señor, aquí hay dos espadas.» El les dijo: «Basta.»
39.Salió y, como de costumbre, fue al monte de los Olivos, y los discípulos le siguieron.
40.Llegado al lugar les dijo: «Pedid que no caigáis en tentación.»
41.Y se apartó de ellos como un tiro de piedra, y puesto de rodillas oraba
42.diciendo: «Padre, si quieres, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.»
43.Entonces, se le apareció un ángel venido del cielo que le confortaba.
44.Y sumido en agonía, insistía más en su oración. Su sudor se hizo como gotas espesas de sangre que caían en tierra.
45.Levantándose de la oración, vino donde los discípulos y los encontró dormidos por la tristeza;
46.y les dijo: «¿Cómo es que estáis dormidos? Levantaos y orad para que no caigáis en tentación.»
47.Todavía estaba hablando, cuando se presentó un grupo; el llamado Judas, uno de los Doce, iba el primero, y se acercó a Jesús para darle un beso.
48.Jesús le dijo: «¡Judas, con un beso entregas al Hijo del hombre!»
49.Viendo los que estaban con él lo que iba a suceder, dijeron: «Señor, ¿herimos a espada?»
50.y uno de ellos hirió al siervo del Sumo Sacerdote y le llevó la oreja derecha.
51.Pero Jesús dijo: «¡Dejad! ¡Basta ya!» Y tocando la oreja le curó.
52.Dijo Jesús a los sumos sacerdotes, jefes de la guardia del Templo y ancianos que habían venido contra él: «¿Como contra un salteador habéis salido con espadas y
palos?
53.Estando yo todos los días en el Templo con vosotros, no me pusisteis las manos encima; pero esta es vuestra hora y el poder de las tinieblas.»
54.Entonces le prendieron, se lo llevaron y le hicieron entrar en la casa del Sumo Sacerdote; Pedro le iba siguiendo de lejos.
55.Habían encendido una hoguera en medio del patio y estaban sentados alrededor; Pedro se sentó entre ellos.
56.Una criada, al verle sentado junto a la lumbre, se le quedó mirando y dijo: «Este también estaba con él.»
57.Pero él lo negó: «¡Mujer, no le conozco!»
58.Poco después, otro, viéndole, dijo: «Tú también eres uno de ellos.» Pedro dijo: «Hombre, no lo soy!»
59.Pasada como una hora, otro aseguraba: «Cierto que éste también estaba con él, pues además es galileo.»
60.Le dijo Pedro: «¡Hombre, no sé de qué hablas!» Y en aquel momento, estando aún hablando, cantó un gallo,
61.y el Señor se volvió y miró a Pedro, y recordó Pedro las palabras del Señor, cuando le dijo: «Antes que cante hoy el gallo, me habrás negado tres veces.»
62.Y, saliendo fuera, rompió a llorar amargamente.
63.Los hombres que le tenían preso se burlaban de él y le golpeaban;
64.y cubriéndole con un velo le preguntaban: «¡Adivina! ¿Quién es el que te ha pegado?»
65.Y le insultaban diciéndole otras muchas cosas.
66.En cuanto se hizo de día, se reunió el Consejo de Ancianos del pueblo, sumos sacerdotes y escribas, le hiceron venir a su Sanedrín
67.y le dijeron: «Si tú eres el Cristo, dínoslo.» El respondió: «Si os lo digo, no me creeréis.
68.Si os pregunto, no me responderéis.
69.De ahora en adelante, el Hijo del hombre estará sentado a la diestra del poder de Dios.»
70.Dijeron todos: «Entonces, ¿tú eres el Hijo de Dios?» El les dijo: «Vosotros lo decís: Yo soy.»
71.Dijeron ellos: «¿Qué necesidad tenemos ya de testigos, pues nosotros mismos lo hemos oído de su propia boca?»

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Lucas – Capítulo 21

Lucas – Capítulo 21

1.Alzando la mirada, vió a unos ricos que echaban sus donativos en el arca del Tesoro;
2.vio también a una viuda pobre que echaba allí dos moneditas,
3.y dijo: «De verdad os digo que esta viuda pobre ha echado más que todos.
4.Porque todos éstos han echado como donativo de lo que les sobraba, ésta en cambio ha echado de lo que necesitaba, todo cuanto tenía para vivir.»
5.Como dijeran algunos, acerca del Templo, que estaba adornado de bellas piedras y ofrendas votivas, él dijo:
6.«Esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida.»
7.Le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo sucederá eso? Y ¿cuál será la señal de que todas estas cosas están para ocurrir?»
8.El dijo: «Mirad, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: «Yo soy» y «el tiempo está cerca». No les sigáis.
9.Cuando oigáis hablar de guerras y revoluciones, no os aterréis; porque es necesario que sucedan primero estas cosas, pero el fin no es inmediato.»
10.Entonces les dijo: «Se levantará nación contra nación y reino contra reino.
11.Habrá grandes terremotos, peste y hambre en diversos lugares, habrá cosas espantosas, y grandes señales del cielo.
12.«Pero, antes de todo esto, os echarán mano y os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y cárceles y llevándoos ante reyes y gobernadores por mi nombre;
13.esto os sucederá para que deis testimonio.
14.Proponed, pues, en vuestro corazón no preparar la defensa,
15.porque yo os daré una elocuencia y una sabiduría a la que no podrán resistir ni contradecir todos vuestros adversarios.
16.Seréis entregados por padres, hermanos, parientes y amigos, y matarán a algunos de vosotros,
17.y seréis odiados de todos por causa de mi nombre.
18.Pero no perecerá ni un cabello de vuestra cabeza.
19.Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.
20.«Cuando veáis a Jerusalén cercada por ejércitos, sabed entonces que se acerca su desolación.
21.Entonces, los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que estén en medio de la ciudad, que se alejen; y los que estén en los campos, que no entren en ella;
22.porque éstos son días de venganza, y se cumplirá todo cuanto está escrito.
23.¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días! «Habrá, en efecto, una gran calamidad sobre la tierra, y Cólera contra este pueblo;
24.y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que se cumpla el tiempo de los
gentiles.
25.«Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y de las olas,
26.muriéndose los hombres de terror y de ansiedad por las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las fuerzas de los cielos serán sacudidas.
27.Y entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria.
28.Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación.»
29.Les añadió una parábola: «Mirad la higuera y todos los árboles.
30.Cuando ya echan brotes, al verlos, sabéis que el verano está ya cerca.
31.Así también vosotros, cuando veáis que sucede esto, sabed que el Reino de Dios está cerca.
32.Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda.
33.El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
34.«Guardaos de que no se hagan pesados vuestros corazones por el libertinaje, por la embriaguez y por las preocupacines de la vida, y venga aquel Día de improviso
sobre vosotros,
35.como un lazo; porque vendrá sobre todos los que habitan toda la faz de la tierra.
36.Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza y escapéis a todo lo que está para venir, y podáis estar en pie delante del Hijo del hombre.»
37.Por el día enseñaba en el Templo y salía a pasar la noche en el monte llamado de los Olivos.
38.Y todo el pueblo madrugaba para ir donde él y escucharle en el Templo.

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Lucas – Capítulo 20

Lucas – Capítulo 20

1.Y sucedió que un día enseñaba al pueblo en el Templo y anunciaba la Buena Nueva; se acercaron los sumos sacerdotes y los escribas junto con los ancianos,
2.y le preguntaron: «Dinos: ¿Con qué autoridad haces esto, o quién es el que te ha dado tal autoridad?»
3.El les respondió: «También yo os voy a preguntar una cosa. Decidme:
4.El bautismo de Juan, ¿era del cielo o de los hombres?»
5.Ellos discurrían entre sí: «Si decimos: «Del cielo», dirá: «¿Por qué no le creísteis?»
6.Pero si decimos: «De los hombres», todo el pueblo nos apedreará, pues están convencidos de que Juan era un profeta.»
7.Respondieron, pues, que no sabían de dónde era.
8.Jesús entonces les dijo: «Tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto.»
9.Se puso a decir al pueblo esta parábola: «Un hombre plantó una viña y la arrendó a unos labradores, y se ausentó por mucho tiempo.
10.«A su debido tiempo, envió un siervo a los labradores, para que le diesen parte del fruto de la viña. Pero los labradores, después de golpearle, le despacharon con
las manos vacías.
11.Volvió a enviar otro siervo, pero ellos, después de golpearle e insultarle, le despacharon con las manos vacías.
12.Tornó a enviar un tercero, pero ellos, después de herirle, le echaron.
13.Dijo, pues, el dueño de la viña: «¿Qué haré? Voy a enviar a mi hijo querido; tal vez le respeten.»
14.Pero los labradores, al verle, se dijeron entre sí: «Este es el heredero; matémosle, para que la herencia sea nuestra.»
15.Y, echándole fuera de la viña, le mataron. «¿Qué hará, pues, con ellos el dueño de la viña?
16.Vendrá y dará muerte a estos labradores, y entregará la viña a otros.» Al oír esto, dijeron: «De ninguna manera.»
17.Pero él clavando en ellos la mirada, dijo: «Pues, ¿qué es lo que está escrito: La piedra que los constructores desecharon en piedra angular se ha convertido?
18.Todo el que caiga sobre esta piedra, se destrozará, y a aquel sobre quien ella caiga, le aplastará.»
19.Los escribas y los sumos sacerdotes trataron de echarle mano en aquel mismo momento – pero tuvieron miedo al pueblo – porque habían comprendido que aquella parábola
la había dicho por ellos.
20.Quedándose ellos al acecho, le enviaron unos espías, que fingieran ser justos, para sorprenderle en alguna palabra y poderle entregar al poder y autoridad del
procurador.
21.Y le preguntaron: «Maestro, sabemos que hablas y enseñas con rectitud, y que no tienes en cuenta la condición de las personas, sino que enseñas con franqueza el
camino de Dios:
22.¿Nos es lícito pagar tributo al César o no?»
23.Pero él, habiendo conocido su astucia, les dijo:
24.«Mostradme un denario. ¿De quién lleva la imagen y la inscripción?» Ellos dijeron: «Del César.»
25.El les dijo: «Pues bien, lo del César devolvédselo al César, y lo de Dios a Dios.»
26.No pudieron sorprenderle en ninguna palabra ante el pueblo y, maravillados por su respuesta, se callaron.
27.Acercándose algunos de los saduceos, esos que sostienen que no hay resurrección, le preguntaron:
28.«Maestro, Moisés nos dejó escrito que si muere el hermano de alguno, que estaba casado y no tenía hijos, que su hermano tome a la mujer para dar descendencia a su
hermano.
29.Eran siete hermanos; habiendo tomado mujer el primero, murió sin hijos;
30.y la tomó el segundo,
31.luego el tercero; del mismo modo los siete murieron también sin dejar hijos.
32.Finalmente, también murió la mujer.
33.Esta, pues, ¿de cuál de ellos será mujer en la resurrección? Porque los siete la tuvieron por mujer.»
34.Jesús les dijo: «Los hijos de este mundo toman mujer o marido;
35.pero los que alcancen a ser dignos de tener parte en aquel mundo y en la resurrección de entre los muertos, ni ellos tomarán mujer ni ellas marido,
36.ni pueden ya morir, porque son como ángeles, y son hijos de Dios, siendo hijos de la resurrección.
37.Y que los muertos resucitan lo ha indicado también Moisés en lo de la zarza, cuando llama al Señor el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.
38.No es un Dios de muertos, sino de vivos, porque para él todos viven.»
39.Algunos de los escribas le dijeron: «Maestro, has hablado bien.»
40.Pues ya no se atrevían a preguntarle nada.
41.Les preguntó: «¿Cómo dicen que el Cristo es hijo de David?
42.Porque David mismo dice en el libro de los Salmos: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra
43.hasta que ponga a tus enemigos por escabel de tus pies.
44.David, pues, le llama Señor; ¿cómo entonces puede ser hijo suyo?»
45.Estando todo el pueblo oyendo, dijo a los discípulos:
46.«Guardaos de los escribas, que gustan pasear con amplio ropaje y quieren ser saludados en las plazas, ocupar los primeros asientos en las sinagogas, y los primeros
puestos en los banquetes;
47.y que devoran la hacienda de las viudas so capa de largas oraciones. Esos tendrán una sentencia más rigurosa.»

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Lucas – Capítulo 19

Lucas – Capítulo 19

1.Habiendo entrado en Jericó, atravesaba la ciudad.
2.Había un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de publicanos, y rico.
3.Trataba de ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la gente, porque era de pequeña estatura.
4.Se adelantó corriendo y se subió a un sicómoro para verle, pues iba a pasar por allí.
5.Y cuando Jesús llegó a aquel sitio, alzando la vista, le dijo: «Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy me quede yo en tu casa.»
6.Se apresuró a bajar y le recibió con alegría.
7.Al verlo, todos murmuraban diciendo: «Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador.»
8.Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: «Daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré el cuádruplo.»
9.Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también éste es hijo de Abraham,
10.pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido.»
11.Estando la gente escuchando estas cosas, añadió una parábola, pues estaba él cerca de Jerusalén, y creían ellos que el Reino de Dios aparecería de un momento a
otro.
12.Dijo pues: «Un hombre noble marchó a un país lejano, para recibir la investidura real y volverse.
13.Habiendo llamado a diez siervos suyos, les dio diez minas y les dijo: «Negociad hasta que vuelva.»
14.Pero sus ciudadanos le odiaban y enviaron detrás de él una embajada que dijese: «No queremos que ése reine sobre nosotros.»
15.«Y sucedió que, cuando regresó, después de recibir la investidura real, mandó llamar a aquellos siervos suyos, a los que había dado el dinero, para saber lo que
había ganado cada uno.
16.Se presentó el primero y dijo: «Señor, tu mina ha producido diez minas.»
17.Le respondió: «¡Muy bien, siervo bueno!; ya que has sido fiel en lo mínimo, toma el gobierno de diez ciudades.»
18.Vino el segundo y dijo: «Tu mina, Señor, ha producido cinco minas.»
19.Dijo a éste: «Ponte tú también al mando de cinco ciudades.»
20.«Vino el otro y dijo: «Señor, aquí tienes tu mina, que he tenido guardada en un lienzo;
21.pues tenía miedo de tí, que eres un hombre severo; que tomas lo que no pusiste, y cosechas lo que no sembraste.»
22.Dícele: «Por tu propia boca te juzgo, siervo malo; sabías que yo soy un hombre severo, que tomo lo que no puse y cosecho lo que no sembré;
23.pues ¿por qué no colocaste mi dinero en el banco? Y así, al volver yo, lo habría cobrado con los intereses.»
24.Y dijo a los presentes: «Quitadle la mina y dádsela al que tiene las diez minas.»
25.Dijéronle: «Señor, tiene ya diez minas.»
26.- «Os digo que a todo el que tiene, se le dará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.»
27.«»Pero a aquellos enemigos míos, los que no quisieron que yo reinara sobre ellos, traedlos aquí y matadlos delante de mí.»»
28.Y habiendo dicho esto, marchaba por delante subiendo a Jerusalén.
29.Y sucedió que, al aproximarse a Betfagé y Betania, al pie del monte llamado de los Olivos, envió a dos de sus discípulos,
30.diciendo: «Id al pueblo que está enfrente y, entrando en él, encontraréis un pollino atado, sobre el que no ha montado todavía ningún hombre; desatadlo y traedlo.
31.Y si alguien os pregunta: «¿Por qué lo desatáis?», diréis esto: «Porque el Señor lo necesita.»»
32.Fueron, pues, los enviados y lo encontraron como les había dicho.
33.Cuando desataban el pollino, les dijeron los dueños: «¿Por qué desatáis el pollino?»
34.Ellos les contestaron: «Porque el Señor lo necesita.»
35.Y lo trajeron donde Jesús; y echando sus mantos sobre el pollino, hicieron montar a Jesús.
36.Mientras él avanzaba, extendían sus mantos por el camino.
37.Cerca ya de la bajada del monte de los Olivos, toda la multitud de los discípulos, llenos de alegría, se pusieron a alabar a Dios a grandes voces, por todos los
milagros que habían visto.
38.Decían: «Bendito el Rey que viene en nombre del Señor! Paz en el cielo y gloria en las alturas.»
39.Algunos de los fariseos, que estaban entre la gente, le dijeron: «Maestro, reprende a tus discípulos.»
40.Respondió: «Os digo que si éstos callan gritarán las piedras.»
41.Al acercarse y ver la ciudad, lloró por ella,
42.diciendo: «¡Si también tú conocieras en este día el mensaje de paz! Pero ahora ha quedado oculto a tus ojos.
43.Porque vendrán días sobre ti, en que tus enemigos te rodearán de empalizadas, te cercarán y te apretarán por todas partes,
44.y te estrellarán contra el suelo a ti y a tus hijos que estén dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has conocido el tiempo de tu visita.»
45.Entrando en el Templo, comenzó a echar fuera a los que vendían,
46.diciéndoles: «Está escrito: Mi Casa será Casa de oración. ¡Pero vosotros la habéis hecho una cueva de bandidos!»
47.Enseñaba todos los días en el Templo. Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y también los notables del pueblo buscaban matarle,
48.pero no encontraban qué podrían hacer, porque todo el pueblo le oía pendiente de sus labios.

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Lucas – Capítulo 18

Lucas – Capítulo 18

1.Les decía una parábola para inculcarles que era preciso orar siempre sin desfallecer.
2.«Había un juez en una ciudad, que ni temía a Dios ni respetaba a los hombres.
3.Había en aquella ciudad una viuda que, acudiendo a él, le dijo: «¡Hazme justicia contra mi adversario!»
4.Durante mucho tiempo no quiso, pero después se dijo a sí mismo: «Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres,
5.como esta viuda me causa molestias, le voy a hacer justicia para que no venga continuamente a importunarme.»»
6.Dijo, pues, el Señor: «Oíd lo que dice el juez injusto;
7.y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que están clamando a él día y noche, y les hace esperar?
8.Os digo que les hará justicia pronto. Pero, cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?»
9.Dijo también a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, esta parábola:
10.«Dos hombres subieron al templo a orar; uno fariseo, otro publicano.
11.El fariseo, de pie, oraba en su interior de esta manera: «¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco
como este publicano.
12.Ayuno dos veces por semana, doy el diezmo de todas mis ganancias.»
13.En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: «¡Oh Dios! ¡Ten compasión de
mí, que soy pecador!»
14.Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado.»
15.Le presentaban también los niños pequeños para que los tocara, y al verlo los discípulos, les reñían.
16.Mas Jesús llamó a los niños, diciendo: «Dejad que los niños vengan a mí y no se lo impidáis; porque de los que son como éstos es el Reino de Dios.
17.Yo os aseguro: el que no reciba el Reino de Dios como niño, no entrará en él.»
18.Uno de los principales le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué he de hacer para tener en herencia vida eterna?»
19.Le dijo Jesús: «¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios.
20.Ya sabes los mandamientos: No cometas adulterio, no mates, no robes, no levantes falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre.»
21.El dijo: «Todo eso lo he guardado desde mi juventud.»
22.Oyendo esto Jesús, le dijo: «Aún te falta una cosa. Todo cuanto tienes véndelo y repártelo entre los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos; luego, ven y
sígueme.»
23.Al oír esto, se puso muy triste, porque era muy rico.
24.Viéndole Jesús, dijo: «¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en el Reino de Dios!
25.Es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el Reino de Dios.»
26.Los que lo oyeron, dijeron: «¿Y quién se podrá salvar?»
27.Respondió: «Lo imposible para los hombres, es posible para Dios.»
28.Dijo entonces Pedro: «Ya lo ves, nosotros hemos dejado nuestras cosas y te hemos seguido.»
29.El les dijo: «Yo os aseguro que nadie que haya dejado casa, mujer, hermanos, padres o hijos por el Reino de Dios,
30.quedará sin recibir mucho más al presente y, en el mundo venidero, vida eterna.»
31.Tomando consigo a los Doce, les dijo: «Mirad que subimos a Jerusalén, y se cumplirá todo lo que los profetas escribieron para el Hijo del hombre;
32.pues será entregado a los gentiles, y será objeto de burlas, insultado y escupido;
33.y después de azotarle le matarán, y al tercer día resucitará.»
34.Ellos nada de esto comprendieron; estas palabras les quedaban ocultas y no entendían lo que decía.
35.Sucedió que, al acercarse él a Jericó, estaba un ciego sentado junto al camino pidiendo limosna;
36.al oír que pasaba gente, preguntó qué era aquello.
37.Le informaron que pasaba Jesús el Nazoreo
38.y empezó a gritar, diciendo: «¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!»
39.Los que iban delante le increpaban para que se callara, pero él gritaba mucho más: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!»
40.Jesús se detuvo, y mandó que se lo trajeran y, cuando se hubo acercado, le preguntó:
41.«¿Qué quieres que te haga?» El dijo: «¡Señor, que vea!»
42.Jesús le dijo: «Ve. Tu fe te ha salvado.»
43.Y al instante recobró la vista, y le seguía glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al verlo, alabó a Dios.

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Lucas – Capítulo 17

Lucas – Capítulo 17

1.Dijo a sus discípulos: «Es imposible que no vengan escándalos; pero, ¡ay de aquel por quien vienen!
2.Más le vale que le pongan al cuello una piedra de molino y sea arrojado al mar, que escandalizar a uno de estos pequeños.
3.Cuidaos de vosotros mismos. «Si tu hermano peca, repréndele; y si se arrepiente, perdónale.
4.Y si peca contra ti siete veces al día, y siete veces se vuelve a ti, diciendo: «Me arrepiento», le perdonarás.»
5.Dijeron los apóstoles al Señor; «Auméntanos la fe.»
6.El Señor dijo: «Si tuvierais fe como un grano de mostaza, habríais dicho a este sicómoro: «Arráncate y plántate en el mar», y os habría obedecido.»
7.«¿Quién de vosotros tiene un siervo arando o pastoreando y, cuando regresa del campo, le dice: «Pasa al momento y ponte a la mesa?»
8.¿No le dirá más bien: «Prepárame algo para cenar, y cíñete para servirme hasta que haya comido y bebido, y después comerás y beberás tú?»
9.¿Acaso tiene que agradecer al siervo porque hizo lo que le fue mandado?
10.De igual modo vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os fue mandado, decid: Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos hacer.»
11.Y sucedió que, de camino a Jerusalén, pasaba por los confines entre Samaría y Galilea,
12.y, al entrar en un pueblo, salieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a distancia
13.y, levantando la voz, dijeron: «¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!»
14.Al verlos, les dijo: «Id y presentaos a los sacerdotes.» Y sucedió que, mientras iban, quedaron limpios.
15.Uno de ellos, viéndose curado, se volvió glorificando a Dios en alta voz;
16.y postrándose rostro en tierra a los pies de Jesús, le daba gracias; y éste era un samaritano.
17.Tomó la palabra Jesús y dijo: «¿No quedaron limpios los diez? Los otros nueve, ¿dónde están?
18.¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios sino este extranjero?»
19.Y le dijo: «Levántate y vete; tu fe te ha salvado.»
20.Habiéndole preguntado los fariseos cuándo llegaría el Reino de Dios, les respondió: «El Reino de Dios viene sin dejarse sentir.
21.Y no dirán: «Vedlo aquí o allá», porque el Reino de Dios ya está entre vosotros.»
22.Dijo a sus discípulos: «Días vendrán en que desearéis ver uno solo de los días del Hijo del hombre, y no lo veréis.
23.Y os dirán: «Vedlo aquí, vedlo allá.» No vayáis, ni corráis detrás.
24.Porque, como relámpago fulgurante que brilla de un extremo a otro del cielo, así será el Hijo del hombre en su Día.
25.Pero, antes, le es preciso padecer mucho y ser reprobado por esta generación.
26.«Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre.
27.Comían, bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró Noé en el arca; vino el diluvio y los hizo perecer a todos.
28.Lo mismo, como sucedió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, construían;
29.pero el día que salió Lot de Sodoma, Dios hizo llover fuego y azufre del cielo y los hizo perecer a todos.
30.Lo mismo sucederá el Día en que el Hijo del hombre se manifieste.
31.«Aquel Día, el que esté en el terrado y tenga sus enseres en casa, no baje a recogerlos; y de igual modo, el que esté en el campo, no se vuelva atrás.
32.Acordaos de la mujer de Lot.
33.Quien intente guardar su vida, la perderá; y quien la pierda, la conservará.
34.Yo os lo digo: aquella noche estarán dos en un mismo lecho: uno será tomado y el otro dejado;
35.habrá dos mujeres moliendo juntas: una será tomada y la otra dejada.»
36.Y le dijeron: «¿Dónde, Señor?» El les respondió: «Donde esté el cuerpo, allí también se reunirán los buitres.»

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