Misterios Gloriosos
miércoles y domingos
1º Misterio Glorioso: La triunfante Resurrección de Jesús.
«¿Porqué buscáis entre los muertos al que está vivo? No esta aquí: ha resucitado» (Lc 24, 5-6)
Jesús se apareció muy en particular a los pecadores arrepentidos como Pedro, Tomás y la Magdalena. Se ve en esto su bondad y misericordia.
Viviré cristianamente para poder resucitar gloriosamente, recordando que una vida cristiana culmina en una muerte cristiana.
Petición Especial:
Por las almas de todos los difuntos, cualquiera que sea las circunstancias en las que han fallecido, para que alcancen el perdón y la vida eterna.
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1 Padre Nuestro
10 Ave Marías
G.- Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
R.- Como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. ¡Amén!
G.- María, Madre de Gracia y Madre de Misericordia,
R.– En la vida y en la muerte ampáranos Gran Señora.
T.- Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados y líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas y socorre especialmente a las más necesitadas de tu misericordia. ¡Amén!
Bendito San José / Aumenta nuestra fe
María Reina de la paz / Ruega por nosotros y por el mundo entero
2º Misterio Glorioso: La admirable Ascensión de Jesús al cielo.
«Mientras los bendecía se separó de ellos y fue llevado al cielo» (Lc 24, 51)
Nuestra verdadera patria no está en la tierra, sino en el cielo, donde no existen ni el dolor, ni la tristeza, ni la enfermedad, ni la muerte. Ahí veremos a Dios, gozaremos de su presencia y estaremos eternamente con El.
Pensando que estamos en este mundo, esperando ir a la patria verdadera, procuraré utilizar los dones terrenales en tal forma que me ayuden a ganar el cielo.
Petición Especial:
Por las circunstancias que atraviesa la humanidad entera que amenazan tanto su salud como su situación económica, especialmente la de los menos favorecidos, para que encuentren solución razonable y solidaria en ambos aspectos.
1 Padre Nuestro
10 Ave Marías
G.– Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
R.- Como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. ¡Amén!
G.- María, Madre de Gracia y Madre de Misericordia,
R.- En la vida y en la muerte ampáranos Gran Señora.
T.- Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados y líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas y socorre especialmente a las más necesitadas de tu misericordia. ¡Amén!
Bendito San José / Aumenta nuestra fe
María Reina de la paz / Ruega por nosotros y por el mundo entero
3º Misterio Glorioso: La venida del Espíritu Santo sobre María Santísima y los Apóstoles.
«Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo» (Hch 2, 3-4)
Los Apóstoles cambiaron: de tímidos se convirtieron en valerosos, de ignorantes en sabios; de tibios en la fe en fervorosos. Pedro predicó su primer sermón convirtiendo a tres mil personas.
No me bastará ser católico; daré testimonio de que he recibido al Espíritu Santo en el Bautismo y lo he aceptado en plenitud en la Confirmación, practicando mi fe.
Petición Especial:
Por todos los científicos y médicos llamados a poner en juego con honestidad, ética, competencia y probidad sus conocimientos profesionales con el propósito de curar y proveer el alivio posible ante las amenazas a la salud que penden sobre la humanidad.
1 Padre Nuestro
10 Ave Marías
G.– Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
R.– Como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. ¡Amén!
G.– María, Madre de Gracia y Madre de Misericordia,
R.– En la vida y en la muerte ampáranos Gran Señora.
T.– Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados y líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas y socorre especialmente a las más necesitadas de tu misericordia. ¡Amén!
Bendito San José / Aumenta nuestra fe
María Reina de la paz / Ruega por nosotros y por el mundo entero
4º Misterio Glorioso: La Asunción de María al cielo en cuerpo y alma.
«¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!» (Lc 1, 45)
¿Nos preparamos nosotros con una vida santa para tener una muerte santa?
Pediré siempre a la Virgen Santísima en el Rosario, que sea mi abogada ante Dios en la hora de mi muerte.
Petición Especial:
Por los gobernantes, políticos y dirigentes de todos los países, organizaciones e instituciones que tienen la responsabilidad de dirigir los destinos de los pueblos, para que actúen con justicia y responsabilidad, procurando la paz y el bien común, cuidando especialmente a los más vulnerables.
1 Padre Nuestro
10 Ave Marías
G.– Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
R.- Como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. ¡Amén!
G.– María, Madre de Gracia y Madre de Misericordia,
R.- En la vida y en la muerte ampáranos Gran Señora.
T.- Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados y líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas y socorre especialmente a las más necesitadas de tu misericordia. ¡Amén!
Bendito San José / Aumenta nuestra fe
María Reina de la paz / Ruega por nosotros y por el mundo entero
5º Misterio Glorioso: La Coronación de María Santísima como Reina y Señora del universo.
«Una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida del sol con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza» (Ap 12, 1)
Jesús antes de morir, nos dio a María como nuestra Madre, es nuestra abogada y medianera. Es el refugio de los pecadores. Pongamos en ella nuestra confianza, acudamos a ella en nuestras penas y sufrimientos.
Trataré de rezar el rosario todos los días.
Petición Especial:
Por la Santa Iglesia Católica, para que tanto el clero (y dentro de ellos la jerarquía) como los laicos nos esforcemos hasta el extremo, como nos manda el Señor, por seguir el Camino al que hemos sido llamados, defendiendo la Verdad y la Vida, imprimiendo pureza y santidad en todos nuestros actos, para mayor Gloria de Dios.
1 Padre Nuestro
10 Ave Marías
G.- Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
R.– Como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. ¡Amén!
G.- María, Madre de Gracia y Madre de Misericordia,
R.- En la vida y en la muerte ampáranos Gran Señora.
T.- Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados y líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas y socorre especialmente a las más necesitadas de tu misericordia. ¡Amén!
Bendito San José / Aumenta nuestra fe
María Reina de la paz / Ruega por nosotros y por el mundo entero
Salve Reina:
T.- Dios te salve Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. ¡Ea pues!, Señora y abogada nuestra: vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este destierro, muéstranos a Jesús: fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María! Ruega por nosotros Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las divinas gracias y promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén
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