lavarse los pies

Juan 13,1-15 – lavarse los pies

lavarse los pies

“Pues si yo, el Maestro y el Señor, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies unos a otros; les he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con ustedes, ustedes también lo hagan.”

Jueves Santo| 14 de abril del 2022 | Por Miguel Damiani

Lecturas de la Fecha:

  • Éxodo 12.1-8.11-14
  • Salmo 115,12-13.15-16bc.17-18
  • 1 Corintios 11,23-26
  • Juan 13,1-15

Reflexión sobre las lecturas

lavarse los pies

El Señor nos está dando ejemplo todo el tiempo. Él nos enseña a ser cristiano. Es una afirmación tan obvia que sin embargo, por evidente, muchas veces pasa desapercibida. Por eso hoy el Señor la repite y confirma expresamente.

Todo lo que el Señor hace durante su vida pública es para enseñarnos lo que nosotros hemos de hacer. Ese es justamente uno de los significados de la revelación que nos hace cuando dice: Yo soy el Camino.

Ser cristiano es imitar a Cristo. Lo que por cierto no es tan fácil como suena. Lo sabemos quienes tratamos de hacerlo. Por eso hay que pedir a Dios que nos dé esta Gracia. De allí se desprende que estemos obligados a ser ejemplo para los demás, tal como el Señor lo es para nosotros.

lavarse los pies

El Hijo de Dios se humilla hasta el extremo por nosotros

En este contexto, ¿qué significado tiene que el Señor, el Hijo Único de Dios Padre Creador nuestro, lave los pies a los doce apóstoles, sus más cercanos seguidores?  ¿Y que luego les diga que entre ellos deben lavarse los pies unos a otros?

Si hemos llegado a comprender que estamos frente al Hijo de Dios, podemos encontrar una pista que nos vaya descubriendo algunos detalles de este misterio. Por ejemplo, ¿por qué nació en el establo de un pequeño pueblo, como el más pobre entre los pobres?

¿Por qué siendo Dios, es decir omnipotente, todopoderoso e inabarcable, se fija en nuestra pequeñez? ¿Por qué decide salvarnos? Y,  ¿por qué para ello es capaz de llegar al extremo de dar Su propia vida, habiéndose  hecho hombre como cualquiera?

No hay amor más grande que el que da su vida por sus amigos

Estos son misterios indescifrables para nosotros. Porque estamos tratando de comprender desde la minúscula porción de la orilla en que nos encontramos, la grandeza no solo del océano, sino de la Creación, que va mucho más allá del Cosmos, de todo lo visible e invisible. Más allá de cuanto podemos imaginar.

Todo esto, con gran esfuerzo, lo podemos percibir intuitivamente por Gracia de Dios. Son realidades que están más allá de nuestra pobre naturaleza. Por eso sabiamente un día fueron bautizadas como sobrenaturales.

Pues he aquí que el Hijo de Dios, hecho hombre, se ciñe el manto y se pone a lavar los pies de cada uno de los apóstoles. Es lógico que ello no cupiera en la cabeza de Pedro. ¡No soy digno! ¿Cómo tú me vas a lavar los pies? ¡Ni si quiera yo merezco lavarte los tuyos!

El Señor perdona y lava nuestras culpas

Pero el Señor insiste y no solo eso. Les dice que deben lavarse los pies unos a otros. Y, a través de ello nos lo dice a nosotros. Costumbre que quedó muy arraigada en la Iglesia primitiva y que aún hoy se realiza, aun cuando sigamos muchos sin comprender su real significado.

Lavarnos los pies unos a otros es estar dispuestos a curar y a sanar todo aquello que en nuestro transitar por el camino de la vida hemos tenido que pisar. Es tratar de borrar el rastro en los pies de aquello que pudo marcharlos, ensuciarlos y hasta contaminarlo.

Es, de algún modo, reacondicionarlos para seguir adelante con renovados bríos, sobreponiéndose a lo que fue, olvidando lo pasado y mirando para adelante con optimismo y al mismo tiempo con cautela. Es saberse comprendido y de algún modo perdonado, por quien como nosotros, sabe que hay obstáculos insalvables en la vida.

Reparar y limpiar

No podemos dejar de ver la institución del Sacramento de la Penitencia o de la Reconciliación, como lo hicieron los primeros cristianos. El Señor, al lavar los pies a los apóstoles, los está limpiando de toda mancha causada en el camino.  Los está reconciliando. los está purificando.

Lavarse los pies unos a otros, también obliga a revisar la vida y hacerse el propósito de evitar, en lo posible, mancharlos o lastimarlos nuevamente. En adelante evitaremos aquellos caminos que nuevamente los contaminen, nos lastimen o lastimen a los demás.

Los pies, de algún modo nos delatan. El que es sincero y veraz, al mismo tiempo que se disculpa por aquellos errores o perjuicios que en su caminar a perpetrado (que sus pies revelan), procurará enmendarse en el futuro, comprendiendo que es de su alma que habla sus pies.

Oración:

Padre Santo, danos tu Gracia para comprender que has sido Tú quien ha querido dejarnos la posibilidad de reconciliarnos, sabiendo que no hay otro modo de seguir por la vida, sino es perdonándonos unos a otros y estando dispuestos a hacer borrón y cuenta nueva cada vez que alguien nos falta u ofende. Que seamos capaces de olvidar y perdonar sin guardar el rencor. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor, que contigo vive y reina, en unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos…Amén.

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