Ningún servidor puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No puede servir a Dios y al Dinero ».
Texto del evangelio Lc 16,9-15 – No puede servir a Dios y al Dinero
09. Pero yo les digo: Gánense amigos con el dinero de la injusticia, para que el día en que este les falte, ellos los reciban en las moradas eternas.
10. El que es fiel en lo poco, también es fiel en lo mucho, y el que es deshonesto en lo poco, también es deshonesto en lo mucho.
11. Si ustedes no son fieles en el uso del dinero injusto, ¿quién les confiará el verdadero bien?
12. Y si no son fieles con lo ajeno, ¿quién les confiará lo que les pertenece a ustedes?
13. Ningún servidor puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No puede servir a Dios y al Dinero ».
14. Los fariseos, que eran amigos del dinero, escuchaban todo esto y se burlaban de Jesús.
15. Él les dijo: «Ustedes aparentan rectitud ante los hombres, pero Dios conoce sus corazones. Porque lo que es estimable a los ojos de los hombres, resulta despreciable para Dios.
Reflexión: Lc 16,9-15

En estas pocas líneas el Señor expone el verdadero drama que agobia al hombre toda su existencia, desde que estamos en este mundo y hasta el fin de nuestros días. El asunto es mucho más simple y sencillo de lo que parece.
Somos nosotros los que, para tratar de justificarnos y seguir haciendo lo que nos gusta o interesa, lo rodeamos de una barrera inexpugnable. De este modo justificamos nuestros “errores”, dado que resulta tan difícil desentrañar la Verdad.
Podemos engañarnos a nosotros, pero no a Dios. Por eso Jesús revela ante nuestros ojos lo que pasa en realidad. Y sus palabras son inmediatamente entendidas por los simples y sencillos. Porque ellos no tienen nada que proteger, nada que ocultar, nada que perder.
Ningún servidor puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No puede servir a Dios y al Dinero ».
Armamos complejos sistemas filosóficos y doctrinales para justificar lo que hacemos, cuando el Señor con diáfana certeza y simplicidad descubre ante nuestros ojos toda la Verdad. Es cuestión de tomar una decisión y esta depende de nosotros y nadie más.
Todo lo demás son rodeos, artilugios que hemos elaborados para posponer la decisión o escoger variantes intermedias, como si ello fuera posible. Queremos exceptuarnos, justificarnos, por alguna razón especial solamente válida en nuestro caso.
A la exigente necesidad de tener que optar entre una u otra opción, nosotros, con un muy elaborado sistema, que en realidad complica todo, pretendemos justificar una posición intermedia. Un matiz. Así surge que nada puede ser completamente blanco o negro.
Ningún servidor puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No puede servir a Dios y al Dinero ».
Oponemos nuestra respuesta a la Verdad revelada por Jesús. Es decir que, por algún motivo, nos sentimos con autoridad para enmendar la Palabra de Dios, agregando excepciones. Dicho de otro modo: Dios no lo pensó bien y omitió considerar las excepciones que nosotros proponemos.
Frente a la exigencia de tener que optar, a la que Jesucristo nos confronta, nosotros respondemos con evasivas hipócritas, rodeadas de argumentos enredados y falsos –castillos de naipes-, desarrollados con el único propósito de justificarnos, para seguir haciendo lo que queremos.
¿Qué hay tras ellos, en realidad? La evidente incapacidad de optar por Dios. En realidad, nuestro apego al Dinero, a nuestras propiedades, a nuestra riqueza, a nuestros bienes. No podemos vivir sin ellos. Antes preferimos renunciar a Dios. Dicho de modo sincero y descarnado: NO CREEMOS EN DIOS.
Ningún servidor puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No puede servir a Dios y al Dinero ».
No confiamos en lo que el Señor nos ha revelado, así de simple. Podemos tratar de engañarlo rodeando nuestra decisión de teorías, pero es vano nuestro esfuerzo. El Señor descubre a nuestros ojos cual es el drama y cual la decisión por la cual debemos optar.
¿Y en qué consiste optar por Dios? En oírle y hacer lo que nos manda. ¿Qué nos manda? Amar a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos. Eso es todo. Solo tengamos en cuenta que por definición el amor (Dios) es opuesto al Dinero. Por eso tenemos que decidir.
Por lo tanto, todas aquellas teorías que pretenden que Dios ha venido a juzgarnos y a castigarnos, que Dios es un ser cruel y despiadado que ha puesto a sus hijos en un mundo adverso para hacerlos sufrir, se desvanecen.
Ningún servidor puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No puede servir a Dios y al Dinero ».
Toda la Creación es Buena, porque procede de manos de Dios, que lo ha hecho todo por amor, porque Él mismo es Amor. Todo lo que quiere es que seamos felices, lo que solo será posible si nos amamos. Pero el Amor (que es Dios) es opuesto al Dinero. No podemos servir a ambos. Tenemos que optar.
En esta decisión nos jugamos la Vida Eterna, es decir, el fin para el cual fuimos creados. Salvación o perdición. Ambos dependen de nosotros. Tomemos nuestra decisión y no culpemos a nadie de las consecuencias. Estamos advertidos.
Dios nos ha dotado de inteligencia, voluntad y libertad, lo que nos capacita para hacer esta decisión. Para facilitarla, llegado el tiempo, envió a Su Hijo Jesucristo para señalarnos el Camino. Él nos da ejemplo optando por el amor hasta el extremo de dar Su vida por nosotros.
Está en nosotros por lo tanto el decidir. Estamos frente a un examen. Solo hay una respuesta correcta. Sabemos cuál es. La tomamos o la dejamos. Dejémonos de rodeos y de engaños, que a Dios no le podemos engañar. O estamos con Él o estamos contra Él no hay medias tintas.
Ningún servidor puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No puede servir a Dios y al Dinero ».
Oremos:
Padre Santo, ayúdanos a entender y promover el entendimiento de esta decisión que hemos de tomar en nuestras vidas. Luego, una vez tomada, danos Tu Gracia para perseverar en el amor…Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo en unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos…Amén.
Roguemos al Señor…
Te lo pedimos Señor.
(Añade tus oraciones por las intenciones que desees, para que todos los que pasemos por aquí tengamos oportunidad de unirnos a tus plegarias)

(2035) vistas