sangre de la alianza
«Esta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos. En verdad os digo que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios»
Jueves día de Nuestro Señor Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote | 23 de mayo del 2024 | Por Miguel Damiani
Lecturas de la Fecha:
- Jeremías 31,31-34
- Salmo 109,1bcde. 2.3
- Marcos 14,12a. 22-25
Reflexión sobre las lecturas
sangre de la alianza
El día de hoy es muy especial para nuestra Santa Madre Iglesia. Celebramos a nuestro Señor Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote. Es fundamental tratar de entender, de reflexionar en lo que esto significa. No siempre queda claro. El Señor ofrece su cuerpo y sangre de la alianza por nosotros.
Hasta antes de Él todos los sacerdotes que le precedieron ofrecían a Dios toda clase de sacrificios en los que de algún se entregaba algo que simbolizaba el esfuerzo. El sacrificio representaba de algún modo, intrínsecamente, la importancia de aquello que esperábamos obtener de Él.
Nada vale más que la sangre de la alianza
Grandes privaciones y sacrificios representaban las ofrendas que se presentaba a Dios. Más costosas, mayor sacrificio cuanto más grande el favor o la gracia que se quería obtener. Sin embargo, nadie podía ofrecer y obtener lo que Jesucristo.
Pongámonos a pensar un momento en dos cosas. Primero, que es aquello más apetecible, integral, grande, completo e inigualable que dispuestos a pedir pediríamos nosotros. No respondamos tan rápido. Analicemos bien.
El cuerpo y la sangre de la alianza
El mundo de la fantasía está plagado de historias en las que ciertos personajes nos dan la oportunidad de formular un deseo. Así que nos debemos haber preguntado cuál pudiera ser este deseo por sobre todo lo imaginable o deseable.
Sin la menor duda, el mayor deseo del hombre siempre ha sido la Vida Eterna. Y es que sin vida no hay nada ya que pueda importar. Y sabemos por el Génesis que perdimos esta Gracia, por culpa de pecado original.
Cómo volver a aquel estado ha sido siempre el mayor anhelo del hombre.
Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote
Quién puede ser más importante para Dios Padre que su Único Hijo, Jesucristo. Pues este ofrece su cuerpo y su sangre de la alianza para que nosotros podamos volver a alcanzar la Gracia de la Vida Eterna. No ha habido, no hay ni habrá mayor Gracia en el mundo.
Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, se ha ofrecido el mismo, en su cuerpo y sangre para alcanzarnos a nosotros esta Gracia. ¿Quién nos ofrecerá alguna vez algo más grande y divino que esto? ¿Y, qué precio paga Jesucristo por ello? ¿Alguien más podrá pagar por nosotros semejante precio?
La eternidad se ha acercado
Cuando meditamos en el real significado del Sacrificio Único e Incomparable de Jesucristo, que el mismo, Sumo y Eterno Sacerdote ofrece por nosotros, no podemos sino sentirnos como un grano de arena en el cosmos infinito.
Este acontecimiento desborda todos nuestros sentidos. Él ha sellado con su propia sangre de la alianza sus promesas. Él mismo se ofreció en Sacrificio por nosotros, para que vivamos eternamente.
Oración
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