piedra angular

Mateo 21,33-43.45-46 – piedra angular

piedra angular

“La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente”

Viernes de la 2da Semana de Cuaresma | 18 de Marzo del 2022 | Por Miguel Damiani

Lecturas de la Fecha:

Reflexión sobre las lecturas

piedra angular

El Señor nos manda a estar en guardia todo el tiempo. A analizarlo todo. A no descartar nada sin haberlo evaluado de forma precisa. Pues es justamente en aquello que pasamos por alto; en aquello que descartamos, que posiblemente se encuentre la piedra angular.

Se trata de una advertencia muy seria que nos debe obligar a examinarlo todo y a todos. Y es que tenemos la tendencia a formarnos una idea de las personas y las cosas por su apariencia. Es más, nos regimos por la primera impresión. Ello puede inducirnos a un grave error.

Todos merecen respeto y consideración. Si somos cristianos, debemos de ser coherentes con la Palabra del Señor. De otro modo corremos el riesgo de descartar la piedra angular. Así, debemos dar trato esmerado y distinguido a todos, desde el portero al presidente.

piedra angular

Dispensar trato digno y amable a todos

Y lo que decimos de las personas también lo podemos aplicar a las situaciones que nos presenta la vida. Una visita inesperada. Una llamada sorpresiva. Una invitación. Incluso un contratiempo que viene a alterar nuestros planes debemos atenderlo con esmero.

A veces resulta difícil guardar la compostura en estos casos. Sin embargo, el Señor nos conmina a estar alertas, porque la piedra que descartaron los arquitectos se convierte en la piedra angular. No hay modo de saber en qué momento ocurre esto.

Por lo tanto, no debemos mostrar ni tener preferencias con nadie. Dispensar trato digno, amable y cariñoso a todos. Debemos alegrarnos con cada encuentro. Procurar ver tras cada una de las personas con las que alternamos al mismo Señor Jesucristo.

Tratar a todos como la piedra angular

Tenemos que erradicar toda mala intención y todo mal proceder en nuestras vidas. No pretendamos que nuestros actos quedarán impunes porque nadie los ve. Recuerda que el Señor todo lo sabe y todo lo ve. Lo que haces hoy puede acarrear consecuencias inimaginables mañana.

Que todos lo hagan, no es excusa. Tú debes reflexionar bien tus actos, porque sobre cada uno de ellos tendrás que rendir cuentas. Empezando seguramente por aquellos que te parecieron insignificantes. Es como una mala postura sostenida toda la vida que de modo imperceptible termina en una cojera o en una joroba.

Ningún descuido pasa desapercibido a Dios. Él sabe cuándo fue que abusaste o te aprovechaste de alguien. Él no necesita testigos. Ni si quiera la queja o condena de tu víctima. Por ello es necesario examinar nuestras conciencias y pedir perdón de nuestros pecados, aun aquellos de “pensamiento, palabra u omisión.

Aprovechemos el Sacramento de la Reconciliación

Esta es la Gracia inconmensurable que nos dejó nuestro Señor Jesucristo: el Sacramento de la Confesión. Por él podemos reconciliarnos con nuestro Padre y recibir el perdón de todas nuestras culpas. Incluso aquellas que nadie conoce.

Ello no nos exime de pedir perdón al agraviado y reparar el daño en lo posible. Es más, el Señor nos exige pedir primero perdón a quien hemos causado mal. Solo entonces podemos esperar que el Señor nos perdone. Ha de haber arrepentimiento y propósito de enmienda.

Oración:

Padre Santo, danos la Gracia de valorar a todos nuestros hermanos como hijos tuyos y de tratarlo conforme a esta dignidad en toda ocasión. Que no descartemos nada ni a nadie tan solo por irrumpir sorpresivamente. Que tratemos todo y a todos como la piedra angular. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor, que contigo vive y reina, en unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos…Amén.

(180) vistas

Imágenes Relacionadas:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *