Adoración al Santísimo

La Adoración al Santísimo

La Adoración al Santísimo

Adoración al Santísimo Sacramento de la Eucaristía

La Adoración al Santísimo es un acto de Piedad profundamente católico que tiene su raíz en nuestra fe en Dios Padre, que, por amor a nosotros, envió a Su Único Hijo, nuestro Señor Jesucristo a Salvarnos. Y Él, en cumplimiento de su Santísima Voluntad ofrendo Su Vida en rescate por nuestros pecados. Y resucitando al tercer día, selló con su preciosísima sangre la Alianza que nos hace acreedores a la Vida Eterna.

La Eucaristía que celebramos cada día en cada templo del planeta revive sacramentalmente la vida, pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo que tuvo lugar hace poco más de dos mil años, una vez y para siempre, en Jerusalén. Cada vez que comemos de este pan, y bebemos de este Cáliz, anunciamos tu muerte, Señor, hasta que vuelvas.

La Eucaristía es el mismo Jesucristo que quiso quedarse entre nosotros para siempre, como alimento sagrado, en este trozo de pan que guardan todos los Sagrarios del mundo. Es Jesucristo mismo el que está allí bajo estas formas. Es a Él al que vamos a adorar y agradecer por todas las Bendiciones y Gracias que con abundante generosidad nos prodiga cada día.

Adoración al Santísimo

La Adoración al Santísimo, un acto de fe y amor

Sabemos por fe que Dios se encuentra en todo lugar. Nos lo recuerda el Catecismo. Sin embargo, es en el templo en que como Iglesia lo encontramos de un modo único. ¿Por qué? Porque Él quiso quedarse en el Sagrario en la forma de pan consagrado por los sacerdotes cada vez que celebramos el Sacrificio Eterno de la Eucaristía.

Él quiso quedarse así, como el mejor alimento para nuestro cuerpo y alma. ¡Cómo no adorarlo cada vez que lo recibimos en a Eucaristía! ¡Cómo no agradecer y alabar su presencia entre nosotros cada vez que pasamos por delante de un templo! Aunque Él se encuentra en cada molécula del Universo. Sabemos que no tendríamos vida si no fuera por Él.

Por eso vamos a visitarle y adorarle. Y, aunque está en todas partes lo encontramos de modo especial, muy cercano y perceptible en el Sagrario. Porque Él se ha querido quedar allí para nosotros. Estar en Su presencia exige recogimiento y atención total. Nada ni nadie puede distraernos de Su Majestad.

Cómo participar en la Adoración al Santísimo

Por esta razón es extremadamente importante velar porque quienes tiene el privilegio de practicar esta devoción puedan hacerlo en un espacio y ambiente adecuado. Tanto la Majestad del Señor lo exige, como a humilde devoción de los adoradores.

No se puede confundir la labor de organización y coordinación y aun limpieza y mantenimiento del santuario con la adoración. Si bien, en todos los casos, quien realiza estas tareas de algún modo adora a Jesucristo, puesto que lo hace con mucho amor y devoción, la adoración al Santísimo en sí, tiene sus propias exigencias.

El adorador debe preparase espiritualmente antes. Debe mantener una actitud de mucho respeto y devoción. Debe hacerlo preferentemente de rodillas y sin ningún elemento distractivo. Debe descartar celular, reloj y libro de cualquier clase. A no ser ocasionalmente la Biblia, el Rosario o un devocionario.

La Adoración al Santísimo puede transformarnos

La adoración exige una disposición especial de cuerpo y alma, que se va alcanzando paulatinamente y conforme transcurre el tiempo de entrega, escucha y sintonía con el Señor. El Señor no necesita de nuestra Adoración. Son nuestras vidas las que pueden cambiar por la Adoración, por eso deben ser fomentadas.

Entrar en adoración exige cierta práctica. Se va aprendiendo con el tiempo. Pero exige sobre todo fe, entrega y una buena disposición. El Señor es una fuente inagotable que habrá de prodigarse generosamente a quien lo busca asiduamente, acallando todo ruido y exigencia interna.

Ayuda mucho la paz y el silencio externo. Evitar cuchicheos, coordinaciones o conversaciones mientras los adoradores se internan en esta experiencia sublime, reviste gran importancia. El adorador no puede ser coordinador, ni puede distraerse con el aforo o la desinfección. Esta es una labor que deben hacerla otras personas y fuera del recinto o tiempo de adoración.

Por ello se sugiere que si el Aforo es de 4, solo se asigne a dos adoradores en cada turno, dejando dos sitios libres, para quienes pasando por el templo quieran hacer una visita al Santísimo. En tal caso debe haber alguien que coordine esta actividad fuera del Adoratorio. Estos hermanos prestan un servicio invalorable a esta devoción.

Seguidamente se listan algunos enlaces que de algún modo nos ayudan a poner en perspectiva el inconmensurable valor de la Eucaristía y la Adoración del Santísimo.
Videos

Charla a adoradores eucarísticos – Padre José Antonio Fortea

 

Compartimos esta joya del Padre Loring en la que habla de la Misa, pero lo que dice de la Misa podríamos extrapolarlo a la Adoración al Santísimo en lo que respecta a su valor.
 

La Eucaristía cómo Sacrificio Padre Antonio Royo Marín OP
 

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