los suyos no la recibieron

Juan 1,1-18 – los suyos no la recibieron

los suyos no la recibieron

“La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre.”

Viernes, día 7mo de la Octava de Navidad | 31 de diciembre del 2021 | Por Miguel Damiani

Lecturas de la Fecha:

• I Juan 2,18-21
• Salmo 95, 1-2. 11-12. 13-14
• Juan 1,1-18

Reflexión sobre las lecturas

los suyos no la recibieron

¿Qué mayor drama puede sufrir un hijo que la orfandad? Peor aún, cuanto más joven es. No tener padres puede significar la muerte segura. Por otro lado, nada ni nadie aparece en este mundo por generación espontánea. Eso lo sabemos todos por sentido común.

No necesitamos ser grades científicos ni eruditos para reconocer esta verdad fundamental. Siempre lo hemos sabido. Así nos lo han transmitido nuestros padres, de generación en generación. Por eso la Palabra era reconocida como la luz verdadera.

Sin embargo, cuando la Palabra vino a nosotros, aun a sabiendas, por orgullo, por soberbia, por necedad, no la reconocimos. Vino a los suyos y no la recibieron. Esta es la peor paradoja de la existencia humana. Es lo que conocemos como tapar la luz del sol con un dedo.

los suyos no la recibieron

Vino la Verdad al mundo y no la recibieron

Es un absurdo, solo comprensible para quien prefiere vivir en la oscuridad, en las tinieblas, en la mentira. ¿Por qué habría de hacerlo? Porque hay algo que no es suyo, algo que ambiciona, algo que ha usurpado, algo que ha quitado y no está dispuesto a compartirlo.

En la mentira y el engaño está el origen de la negación, de la resistencia, del ocultamiento. Por ello, cuando la Palabra vino a los suyos no la recibieron. Resultaba demasiado incómoda y onerosa. Es en la ambición y el egoísmo que se encuentra el principio de esta negación.

No es pues un acto que tenga origen en la ignorancia, sino más bien el resultado de un frío cálculo de intereses. Como si pudiéramos engañar a Dios. Como si mintiendo u ocultando pudiéramos cambiar lo que sabemos que es verdad.

Pudiendo ser libres elegimos ser esclavos

Hemos construido un andamiaje, un sistema ideológico para el que hemos puesto en la base una mentira, una convención arbitraria a la que nos conviene darle crédito para explicar nuestro proceder. El egoísmo, la lujuria, la ambición, la vanidad, la gula, la avaricia, la soberbia o el dinero están en los cimientos.

Aun en estos tiempos de apostasía generalizada hay quienes si reciben la Palabra y es por ella, que es Verdad, que volvemos a ser hijos de Dios. No es por la sangre, o por la carne, ni por amor humano, sino por el amor de Dios.

Él nos creó para vivir eternamente en la luz y la verdad, sembrando en nuestros corazones el deseo sobrenatural de alanzar la plenitud que solo Él nos puede dar y que Cristo promete a quienes lo siguen fielmente.

Oración:

Padre Santo, danos la Gracia de perseverar siempre en la luz, la verdad y la justicia. Danos un corazón sensible como el de tu amado Hijo Jesucristo.. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor, que contigo vive y reina, en unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos…Amén.

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