Es la mentira el arte de hacer pasar lo falso por la verdad
No en vano se dice que:
El mejor truco del demonio ha sido hacer creer que no existe.

Por eso y para no mencionarlo se prefiere referirnos a la verdad como arte, en vez de reconocer que ella es natural al hombre y que en cambio la mentira es obra del demonio.
Pocos llegan a comprender que en la vida solo tenemos dos opciones: o escogemos la verdad o escogemos la mentira. No hay medias tintas; no hay caminos intermedios, no hay matices. Como muy bien señala Juliana Oxenford en su artículo “El difícil arte de decir la verdad”, otro hubiera sido el desenlace de las historias que comenta si las personas involucradas hubieran escogido decir la verdad.
Elegimos entre la verdad o la mentira
Decir la verdad o la mentira es entonces una elección, que tiene que ver con nuestro libre albedrío. A cada quién le llega la oportunidad de enfrentar una ocasión en la que debe escoger entre la verdad o la mentira, pero cuando en nuestro trajinar, nos acostumbramos a ocultar la verdad para aparentar lo que no somos o lo que no es, nos resulta inevitable sentir la irrefrenable tentación de mentir para mostrar una imagen distinta y aceptable, aun cuando sea falsa.
¿Cómo y cuándo fue que empezamos a mentir? Importa poco, sobre todo por cuanto una vez que nos volvemos expertos, ni sentimos, ni recordamos lo que es el remordimiento de conciencia. Una vez que empezamos, nos resulta más difícil cambiar. Sin embargo, es un hecho que no nacimos así.
Naturalmente preferimos la verdad
Poco a poco vamos demoliendo los reparos éticos y morales que siendo aún inocentes sentíamos al engañar o mentir a alguien. Vemos como a los niños muy pequeños les resulta imposible mentir, porque lo natural es decir siempre la verdad. Lamentablemente, no falta un adulto que con el propósito de insertarlo “adecuadamente” a este mundo le enseña inesperadamente a mentir.
A veces empezamos con pequeñas mentiras blancas o inocentes, que bautizamos con el nombre de piadosas, para quitarles el maleficio. Sin embargo sea cual fuere la razón, esta resquebraja una fina membrana de alma, casi tan delicada como el himen que certifica la virginidad.
La verdad no es escasa
Pasa con el licor, con el cigarro, con la droga, con el robo, con la infidelidad, con el engaño, con la mentira…La primera vez es difícil y dolorosa. Produce rechazo, molestia, incomodidad, dolor. Pero poco a poco, con cada repetición el alma se va inmunizando, hasta que llega el momento en que nos volvemos los maestros de la mentira y del engaño. ¿De quién es esta obra?
Dejamos la natural preferencia infantil por la verdad inocente para convertirnos, unos más que otros, en verdaderos artistas del engaño. ¡Este es el arte del Demonio! ¡Más aún, es obra del demonio hacernos creer que la Verdad es un arte escaso!
¿La verdad o la mentira?
Por naturaleza nosotros tendemos a la verdad, como lo confirman los niños. Es este mundo el que nos pierde y corrompe paulatinamente, a unos más que a otros. Nos saca de la inocencia, la verdad, la luz y la vida, y nos lleva a la mentira, la oscuridad, la destrucción y la muerte.
Se trata, pues, de dos caminos totalmente opuestos e irreconciliables: la verdad o la mentira. La luz o la oscuridad. La Vida o la muerte. Dios o el Dinero. Sacudirnos de este yugo no es imposible. Jesucristo precisamente ha venido a enseñarnos el Camino: este es la Verdad, a la que intuitivamente todos tendemos, porque solo la Verdad nos lleva a la Vida en abundancia, cimentada en el amor, que es la Vida que Cristo nos ofrece. La mentira, la opción de Satán, nos lleva a la destrucción y a la muerte.
La Verdad y la Vida han vencido a la mentira y la muerte
La lucha es constante, tal como Juliana lo percibe en su artículo y la solución es la Verdad, que siempre saldrá triunfante, porque para eso vino Jesús. Dios, hecho hombre en Jesucristo, muriendo y resucitando, venció a la mentira y a la muerte. ¡La Verdad ha triunfado para siempre! Hemos de mirar y seguir a Jesús porque Él es el Camino, la Verdad y la Vida, como lo dicen los Evangelios.
Es la mentira la que requiere máscaras. Es la mentira la que demanda histrionismo. Es la mentira el arte del engaño, la parodia, el teatro. Es el Demonio, la muerte, la oscuridad y la podredumbre la que necesita emplear recursos cosméticos y decorativos para aparecer atractiva, deseable, tentadora. Es la mentira la que demanda oscuridad, actuación y decorado.
Dios es la Verdad y la Vida. La Verdad es diáfana y pura, y requiere valor, sensatez, sinceridad, transparencia y luz para presentarse tal y como es, sin retoque alguno. La Verdad se presenta tal como es.
The Usual Suspects 1995
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