Hay un proyecto para acabar con la pureza, para corromper a los niños desde la más tierna infancia. Para perder sus almas. La academia se ha plagado de ideas anticristianas, progresistas. Los enemigos de la verdad han avanzado mucho. Están mal formando a los niños. Los psicólogos encuentran niñas adictas a la masturbación o niños violando a otros niños.
La Agenda se impone inexorablemente en todo el planeta. Aparentemente dan pasos atrás en algún momento, pero la implementación de la ideología de género sigue imparable. Siguen adelante. Los niños juegan a “yenquempó” para ver quien le hace sexo oral al otro. Mientras tanto, la mirada de los directores y de los padres de familia está en otra cosa.
No mucha gente es consciente, lamentablemente, de la seriedad que reviste la enemistad interpuesta entre la Iglesia Católica y la masonería. Este es un asunto que no se puede tomar con liviandad. Tengamos en cuenta que esta secta conspiracionista ha sido condenada casi desde su nacimiento por los Papas de la Iglesia Católica.
No hay ninguna exageración en ello y tampoco es cuestión del pasado como muchos pretenden sostener. Los Papas lo supieron ver desde un comienzo. Así se manifestaron innumerables veces en contra de esta agrupación hermética y apegada a la gnosis. El motivo: complotaban contra el orden establecido y particularmente contra la Iglesia Católica y la civilización que ésta contribuye a edificar.
vencedores de la bestia: “métanse bien en la cabeza que no tiene que preparar su defensa, porque yo les daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ninguno de sus adversarios.”
Miércoles de la 34ta semana del T. Ordinario | 23 de noviembre del 2022 | Por Miguel Damiani
Las lecturas de hoy nos dejan muy en claro que no será fácil. Que habrá dificultades. Que nos perseguirán y querrán matarnos, pero con perseverancia saldremos adelante con los vencedores de la bestia, porque el Señor nos dará oportunamente las palabras y sabiduría precisas.
¿A quién perseguirán? Pues a nosotros, los cristianos. ¿Por qué? Porque somos incómodos a todos aquellos que han hecho del poder, del dinero, del egoísmo y de la mentira sus recursos para sostenerse, sometiendo a los demás en este mundo. Esto es evidentemente obra del demonio.
Pero el maligno no tiene ningún poder sobre Jesucristo. Él ya lo ha vencido, por lo tanto, nosotros debemos resistir convencidos plenamente que saldremos victoriosos en este duelo. Todo lo que necesitamos es perseverar con firmeza en el Señor.
Hoy es un día histórico que todos los católicos celebramos. El Señor nos recuerda que no estamos solo. Que Él ya ha vencido al mundo. Y lo hace n un día que es especialmente importante para todos nosotros. El día del Sagrado Corazón de Jesús. ¡Cómo no reconocer y agradecer esta manifestación de su misericordia infinita!
Son millones y millones de niños que han muerto cruelmente despedazados por el aborto que fue legalizado en USA hace 49 años. De por sí, el solo hecho que este crimen fuera permitido y tolerado en una de las sociedades más opulentas y supuestamente más avanzadas del planeta, fue siempre algo difícil de creer.
Sin embargo, el tiempo ha venido a confirmar lo que se sabía desde hace años, porque la misma mujer que mintió para dar lugar a esta falsa causal, confesó que lo había hecho y que se arrepentía. Tratándose de la vida de millones de inocentes, esta medida debió revertirse hace muchos años, sin embargo, el poderoso negocio del aborto impidió que así fuera.
«Ahora ha sido glorificado el Hijo del hombre y Dios ha sido glorificado en él. Si Dios ha sido glorificado en él, Dios también le glorificará en sí mismo y le glorificará pronto.»
Juan 13,21-33.36-38 Ahora ha sido glorificado el Hijo del hombre
Por el texto se hace evidente que los discípulos no comprendían nada de lo que estaba sucediendo, aun cuando estaban algo inquietos por todo lo que Jesús venía hablando ya desde hace varios días. Presentían algo y aunque Jesús había sido muy explícito con ellos, tenían una especie de venda en los ojos que les impedían ver y entender que estaba ocurriendo lo que el Señor les había estado anunciando.
Que Judas saliera a entregarlo, anticipaba la pasión, muerte y resurrección y con ellas, el cumplimiento de la Misión que le había sido encomendada por el Padre. Los tiempos de Dios son distintos, así que con la sola salida de Judas para Jesucristo estaba claro que estaba llegando el fin y que este, como no podía ser de otro modo, serviría para mayor Gloria de Dios y con ella, para Su propia Gloria, porque se estaba cumpliendo Su Voluntad: Salvarnos.
Creemos que es un momento muy apropiado para ponernos a reflexionar respecto a la Voluntad de Dios. Tal como podemos apreciar, todo ocurre conforme a Su Plan. Nada es casual y si es Voluntad de Dios, ocurrirá con o sin nuestra anuencia. Eso nos lleva a considerar que no somos indispensables, por lo tanto, lo que tenga que ser, será, estemos o no presentes, lo queramos o no.
Así expresado, nos da la impresión que estamos frente a una moneda de dos caras. No somos imprescindibles. Nuestra presencia o ausencia no será determinante, ello puede servir para librarnos de ciertas responsabilidades y culpas, sabiendo que era imposible que evitáramos lo que tenía que ocurrir, lo que nos puede servir de consuelo en ciertas ocasiones.
Pero Jesús se volvió y le dijo: «¡Retírate y ponte detrás de mí, Satanás! Quieres hacerme tropezar. Tus ambiciones no son las de Dios, sino las de los hombres.»
Texto del evangelio Mt 16,13-23 – Tus ambiciones no son las de Dios
13. Jesús se fue a la región de Cesarea de Filipo. Estando allí, preguntó a sus discípulos: «Según el parecer de la gente, ¿quién es este Hijo del Hombre?» 14. Respondieron: «Unos dicen que eres Juan el Bautista, otros que eres Elías o Jeremías, o alguno de los profetas.» 15. Jesús les preguntó: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?» 16. Pedro contestó: «Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo.» 17. Jesús le replicó: «Feliz eres, Simón Barjona, porque esto no te lo ha revelado la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los Cielos. 18. Y ahora yo te digo: Tú eres Pedro (o sea Piedra), y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia; los poderes de la muerte jamás la podrán vencer. 19. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos: lo que ates en la tierra quedará atado en el Cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el Cielo.» 20. Entonces Jesús les ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías. 21. A partir de ese día, Jesucristo comenzó a manifestar a sus discípulos que él debía ir a Jerusalén y que las autoridades judías, los sumos sacerdotes y los maestros de la Ley lo iban a hacer sufrir mucho, que incluso debía ser ejecutado y que resucitaría al tercer día. 22. Pedro lo llevó aparte y se puso a reprenderlo: «¡Dios no lo permita, Señor! Nunca te sucederán tales cosas.» 23. Pero Jesús se volvió y le dijo: «¡Retírate y ponte detrás de mí, Satanás! Quieres hacerme tropezar. Tus ambiciones no son las de Dios, sino las de los hombres.»
Reflexión: Mt 16,13-23
Mateo 16,13-23 Tus ambiciones no son las de Dios
Es tiempo que nos esforcemos por comprender cómo piensa el Señor. Sus pensamientos, sus ambiciones no son las de los hombres. Esto nos puede dar una lectura completamente distinta de nuestra propia historia y la de la humanidad.
Hay muchos episodios, seguramente, que no alcanzamos a comprender, tanto en nuestras vidas como en las del mundo. Muchas cosas no comprendemos y nos preguntamos por qué tienen que pasar. Algunas nos llevan incluso a renegar o cuando menos cuestionar a Dios.
¿Por qué no nos das lo que te pedimos? En vez de atender nuestras súplicas, a veces parece que te empeñaras en hacernos sufrir. La delincuencia se incrementa, al igual que la corrupción. Por momentos parece que el mal nos estuviera cercando.
Pero Jesús se volvió y le dijo: «¡Retírate y ponte detrás de mí, Satanás! Quieres hacerme tropezar. Tus ambiciones no son las de Dios, sino las de los hombres.»