El que pierda su vida por mí
El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará. «Quien a ustedes recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado.
Reflexión: Mateo 10,34-11,1
Este es uno de esos pasajes del Evangelio que uno preferiría ignorar. Es sumamente difícil de aceptar, por su exigencia. El llamado del Señor es radical y nos exige adoptar una posición. No podemos permanecer indiferentes, ni en el medio. ¿Somos o no somos?
Las palabras de hoy han dado pie a muchos a condenar el Evangelio y a Cristo por subversivo. ¡Eso le costó ser crucificado! Judíos y romanos podían ver un poderoso llamado a una revolución violenta en estas palabras.
Dejarlo progresar podría convertirse en una amenaza para su situación política, social y económica. Este es el meollo del asunto. Es imposible oír a Jesucristo y no sentir que nos interpela por la forma de vida que hemos adoptado. Lo mismo entonces que ahora.
Hemos construido una sociedad que privilegia a unos cuantos en desmedro de amplias mayorías oprimidas y condenadas a sobrevivir en la miseria. La justicia divina, que Jesucristo propone, exige un cambio radical ordenando el mundo al servicio de Dios y del prójimo.
La concepción de la justicia y la organización social y económica del mundo que Jesús propone es diametralmente opuesta a la que hemos creado. Nosotros hemos puesto en el centro al Dinero, cuando es preciso poner a Dios. Ambas visiones son antagónicas.
Seguir leyendo Mateo 10,34-11,1 – el que pierda su vida por mí
(606) vistas