separarán a los malos de los buenos
“Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.”
Jueves 17ma semana del Tiempo Ordinario | 01 de Agosto del 2019 | Por Miguel Damiani
Lecturas de la Fecha:
- Éxodo 40,16-21.34-38
- Salmo 83,3.4.5-6a.8a.11
- Mateo 13,47-53
Reflexión sobre las lecturas
separarán a los malos de los buenos
Nos resulta difícil creer que al final de los tiempos seremos seleccionados por los ángeles entre buenos y malos. Nos parece injusto y no somos capaces de reconocer que eso es lo que con mucha naturalidad hacemos siempre.
Para edificar una casa, del material que sea, hay uno que reúne mejores atributos que otro y en la medida de nuestras posibilidades seleccionamos y elegimos lo mejor, descartando aquel que por sus características no se ajustaría a lo que demandamos.
En cualquier deporte incluso en cualquier profesión, de uno u otro modo estamos compitiendo unos con otros y los que logramos mejor calificación, tenemos más probabilidades de ser elegidos por quienes demandan los servicios que prestamos.
La ley natural
En la actualidad el mundo se encuentra obsesionado por negar y hasta rechazar la ley natural, como si bastara nuestra voluntad de desconocerla para que ella ya no tenga ningún efecto sobre nuestras vidas. Y ello, lamentablemente, no es cierto.
El mundo y sus leyes son realidades objetivas, que no se pueden derogar por capricho y mucho menos por desconocerlas. Las leyes naturales permanecerán ahí, por más que se nieguen, y más temprano que tarde nos harán sentir el peso de su cumplimiento inexorable.
Nuestros gustos y percepciones no modifican las leyes, sus causas, consecuencias y efectos, salvo para aquel que, como resultado de un trastorno psicológico o metal pretenda negarlo o explicarlo de modo arbitrariamente subjetivo.
La ideología
Por medio de mandatos o normas completamente arbitrarias se puede inducir a algunas personas a que acepten y se adecuen a determinados principios ideológicos (eso es lo que pretenden las izquierdas, la masonería, la progresía y todos los constructores del «Nuevo Orden Mundial»), pero no se puede pretender imponerlos si colisionan con la ley natural, porque esta es inmutable.
Lo lógico, lo natural, es que el hombre, se esfuerce por comprender estas leyes y luego, se adecue a ellas, buscando interpretar, entender y comprender su significado. El ser humano aprende a ajustarse y respetar estas leyes, de las cuales obtiene una serie de lecciones para su vida.
Procurar el Bien, esforzarse por hacer siempre lo correcto, obrar pacíficamente, buscar la justicia, la libertad, la verdad y la belleza, son consecuencias de ajustarse armónicamente a estas leyes, que sin embargo algunas veces nos desconciertan.
Dios y la Creación
El hombre ha percibido desde muy temprano en la historia que estas leyes son evidencia de la existencia de un Dios, de una Inteligencia Suprema que diseño todo del modo en que podemos observarlo, con algún propósito.
Tratar de explicarlo ha sido la ocupación de sacerdotes, profetas, filósofos, teólogos y científicos en general. Sin embargo para nosotros los cristianos, hay un acontecimiento único que nos permite explicarlo todo con claridad incomparable: La Redención.
Es la irrupción de Jesucristo en la historia de la humanidad, cuando el tiempo se había cumplido, la que nos permite comprender mejor la Creación y su propósito, gracias a la Revelación de la que Él es portador y que ha sido registrada en los Evangelios.
Jesucristo el Hijo de Dios
Jesucristo es la piedra angular. Como reza el Salmo 118:
“La piedra que los constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido; esta ha sido la obra de Yahveh, una maravilla a nuestros ojos.”
Jesucristo llena cualquier vacío que hubiéramos podido encontrar antes de Él. Él nos Revela al Padre y con Su Palabra, que encontramos en los Evangelios, responde todas nuestras interrogantes, de modo tal que solo a través suyo tenemos la garantía que llegaremos a la Verdad.
Por si algo hubiera podido faltarnos, nos deja al propio Espíritu Santo de Dios para que nos guíe hasta la Verdad completa. Todo se aclara con Él. Todo cobra su real sentido. Por ello conocerlo y seguirlo es fundamental.
La Gracia de Dios
Para vivir en este mundo, es necesaria la Gracia de Dios. Ella interviene en nosotros desde el comienzo, dándonos la vida, luego sosteniéndola y finalmente conduciéndonos al fin para el cual fuimos creados.
Todo ello tiene un sentido positivo, descrito de modo impecable, con su ejemplo por Jesucristo. Él, con Su vida, nos enseña que además de la ley natural, hay una ley superior a la que todos debemos sujetarnos, esta es la ley del amor que Dios Padre sembró en nosotros como Su impronta.
Esta es la ley que debemos cumplir para ser contados entre los buenos. Su cumplimiento exige reconocer y amar a los demás como hermanos, hijos de un mismo Padre, viviendo en armonía con el mundo, obra de las manos del Creador.
Oración:
Padre Santo, no permitas que nos dejemos tentar por ideologías que niegan las leyes de la naturaleza y por tanto niegan las bondades de tu Creación y con ello terminan negándote a Ti. Danos fe, perseverancia y alegría para mantenernos firmes cumpliendo la ley del amor. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor, que contigo vive y reina, en unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos…Amén.
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