Novena a San Juan Macías.
Abogado de la Almas del Purgatorio y Padre de los Pobres
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Amén.
Oración para todos los días
Glorioso San Juan Macías, Tú que al entregar tu vida a Dios, lo hiciste de una manera tan radical amando a tus hermanos los hombres, especialmente a los más pobres y desamparados, presenta nuestras oraciones a Dios Padre, dador de todo bien a fin que socorridos en nuestras necesidades temporales, caminemos con generosidad de espíritu y fidelidad inquebrantable, tras los pasos de Jesucristo, camino, verdad y vida, hasta que lleguemos a las moradas eternas por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
Día Primero – Día Segundo – Día Tercero
Día Cuarto – Día Quinto – Día Sexto
Día Séptimo – Día Octavo – Día Noveno
Día Primero (16 de setiembre):
Consideración
Nació el niño Juan Masías en Rivera del Fresno, Reino de Extremadura (España), sus padres fueron Dn. Pedro Masías de Arcas y Dña. Inés Sánchez. Huérfano de padre y de madre a los cuatro años y medio, el cielo se encargó de él, cuidándole y dirigiéndole sus pasos por medio de S. Juan Evangelista.
La Santísima Virgen le reveló, siendo aún adolescente, “que lo sacaría de su patria, lo trasladaría a lejanas tierras, y allí le haría gracias singulares”. En efecto:
así sucedió. Su Mensajero celestial lo condujo de España a Nueva Granada, y de Nueva Granada, atravesando el continente americano, a Lima, Ciudad de los Reyes, como precioso regalo del Rey de los cielos al Reino del Perú. Nosotros debemos agradecer a Dios, por este nuevo obsequio hecho al Perú.
Se pide la gracia que se desea obtener.
Rezar Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Antífona
Confortado por la gracia del Altísimo, suspirabas por alcanzar los premios celestiales que ya gozas.
V: Ruega por nosotros San Juan Masías.
R: Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Reconocimiento a los beneficios divinos.
Soy cristiano y, por los mismo, dueño de un hermoso huerto de fértil tierra, ricas fuentes, lluvias, vientos, hielos y calores a su debido tiempo; hasta la escogida semilla se viene a la mano: sólo hace falta nuestra cooperación para obtener el deseado fruto.
Este fruto es la paz del alma, necesaria para alcanzar los bienes eternos; pues tales oficios hacen las contrariedades, disgustos y enfermedades, refrigeradas por las dulces aguas que brotan de los siete Sacramentos. Haced, Señor, por mediación de vuestro Siervo, sepa reconocer y daros gracias por tan singular beneficio.
Día Segundo (17 de setiembre):
Consideración
Huérfano de padre y madre, Juan Masías es recogido por un tío suyo quien lo dedica al pastoreo, desde la temprana edad de cinco años. Y es entonces cuando él recibe la paz de los bienaventurados que en sucesivas apariciones y visiones le dan el conocimiento de los más grandes misterios de nuestra Religión. Trasladado a Lima, también se dedica allí al preciado oficio de pastoreo de corderillos, por espacio de dos años, que fueron para él delicias del cielo; y nunca dejará este oficio sino fuera trocándolo por el Convento.
En el lugar de la casita donde viviera estos dos años, testigo mudo de tantos coloquios divinos con la Santísima Trinidad, con la Santísima Virgen, S. Juan Evangelista y el Santo Ángel de la Guarda, vino muy pronto a ser levantada una preciosa iglesia, bajo la advocación de “Nuestra Señora del Patrocinio”; donde almas escogidas y consagradas al Señor, pertenecientes a la misma Orden Dominicana, sirven a Dios y a su Madre con la pureza y sencillez de pastorcillos en la soledad del convento.
San Juan Masías, alcánzanos la sencillez de los pastores para que obtengamos la paz del cielo.
Se pide la gracia que se desea obtener.
Rezar Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Antífona
Confortado por la gracia del Altísimo, suspirabas por alcanzar los premios celestiales que ya gozas.
V: Ruega por nosotros San Juan Masías.
R: Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Conformidad con el propio estado.
No es fácil la conformidad, pero es indispensable para que el árbol de nuestra vida arraigue y dé frutos saludables. Todos quisiéramos que nada nos faltara, más la experiencia nos dice que no es posible; que todos tengamos derecho a ser iguales es una de tantas ofensas a la providencia de Dios, que, con ser el hombre su obra maestra de la Creación, puso a los ojos en el lugar más preferente, mientras que a los pies los dejó a ras de tierra; el rostro, a vista de todos, y, sin embargo, al corazón, fuente vital, lo deja encerrado como en una cárcel. ¿Por qué tanta desigualdad?
Convenzámonos de que el cargo que nos haya cabido en la sociedad es el más conveniente a nuestra santificación, si lo ajustamos a los preceptos de Dios.
Día Tercero (18 de setiembre):
Consideración
San Juan Evangelista reveló a su protegido que había una orden preferida de María, y la llamaba su Orden, la Orden del Santísimo Rosario; que tenía aquí en Lima un convento bajo la protección de Santa María Magdalena, su gran amiga y compañera del Calvario, y que era, además, Patrona de esa misma Orden de María, y que en este Convento le querían colocar Jesús y su Madre para acabar de santificarlo.
Llamó el pastorcillo a las puertas del Convento Dominicano de María Magdalena la Penitente, y el portero de aquel paraíso en la tierra, llamado Fr. Pablo de la Caridad, le echó los brazos al cuello diciéndole: “Hermano mío, mucho tiempo hace que te estaba esperando”. Habla al Prior, reúne éste a la comunidad, por votación unánime, sin más pruebas y conocimientos que los del cielo, le imponen con gozo de todos, en el mismo instante, el santo hábito.
Queda nombrado portero auxiliar, para que, con el santo Fr. Pablo, se hiciera el novicio más santo. Descansó en el Señor el anciano portero, feliz de tener un sucesor de su gusto. El discípulo aventajó al maestro en el oficio y el venerable Fr. Pablo tiene por sucesor a San Juan Masías.
No son los cargos los que dignifican a los hombres sino los hombres los que dignifican los cargos.
Se pide la gracia que se desea obtener.
Rezar Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Antífona
Confortado por la gracia del Altísimo, suspirabas por alcanzar los premios celestiales que ya gozas.
V: Ruega por nosotros San Juan Masías.
R: Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Vida cristiana.
Verdad es que nos han bautizado, oímos misa en los días festivos, cumplimos con el precepto pascual y asistimos a alguno que otro acto religioso, con esto ya nos creemos verdaderos cristianos; pero ¿podríamos llamar buen comerciante o buen labrador al que rara vez abre su tienda o labra sus tierras? No.
Es necesario vivir como tales, cultivando las virtudes, reprimiendo los vicios y amándonos todos como hermanos. Da verdadera pena que llevemos este sagrado nombre y vivamos – !cuántas veces !- odiándonos aun entre las mismas familias. Que no sólo en el nombre, sino que también en las obras puedan decir de nosotros que somos verdaderos hijos de Abraham.
Día Cuarto (19 de setiembre):
Consideración
De su amor al Santísimo Sacramento. Desde la niñez hasta sus últimos días tuvo Fray Juan puesto su pensamiento y efectos en el objeto más divino de la fe católica, en el misterio de los misterios, en el adorable Sacramento de la Eucaristía. Del culto a este venerable Sacramento, de la asistencia al incruento sacrificio de la Misa y de la participación de la Sagrada Misa fue donde él sacó aquella fortaleza de mártir, aquel valor y fe para acometer las mayores empresas y aquel amor ardiente para con el prójimo.
No conocía cosa más agradable que entretenerse con su amor Sacramentado, pasando a sus pies horas enteras. Era tan grande el gozo que experimentaba en su compañía que al retirarse su rostro estaba encendido y hermoso como el de un serafín, tanto que los religiosos y algunos seglares esperaban el momento de verle salir de la Iglesia por la mucha satisfacción que recibían contemplándole.
No podía disimular el gozo que sentía al acercarse a la festividad del Corpus, Jueves Santo y los terceros domingos de cada mes en los que la Orden Tercera de Santo Domingo celebra su función con la procesión del Santísimo. Mostrabas solicito sobre manera de adornar los altares con sus mejores galas y con variedad de flores que para el caso cultivaba con gran esmero en un jardincito, limpiar las lámparas, barrer la Iglesia y encender en el amor a tan augusto Sacramento de todas las personas que se acercaban a la portería.
Se pide la gracia que se desea obtener.
Rezar Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Antífona
Confortado por la gracia del Altísimo, suspirabas por alcanzar los premios celestiales que ya gozas.
V: Ruega por nosotros San Juan Masías.
R: Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Del amor a Jesús Sacramentado.
¿Qué diríamos de quien, estando cerca del fuego y en su mano el calentarse, se consumiera tiritando de frío? Igual reproche merece el que en la vida del espíritu se ve cercado por los siete pecados capitales, es decir, hinchado por la soberbia, consumido por la avaricia, embrutecido por la gula, abrasado de la lujuria, y así de los demás, y no se llega a Jesús en el Sagrario, que es, según dice el P. Granada, consuelo de nuestra soledad, mantenimiento de nuestras almas, medicina de nuestras llagas y escudo contra todos nuestros enemigos. Si te es posible, no dejes de visitarle todos los días en el Sagrario, y entonces experimentarás cuán dulce y suave es el Señor.
Día Quinto (20 de setiembre):
Consideración
De su devoción para con la Madre de Dios. Se gloriaba Juan de ser hijo y siervo de Nuestra Señora. A ella acudía con toda confianza en todas las necesidades. A su ardiente celo se debe el celebrar solamente el Dulcísimo nombre de María en la ciudad de Lima y dotar en dicha festividad con mil pesetas a varias doncellas pobres.
Para desahogar la filial ternura que hacia la Santísima Virgen sentía pasaba largas horas en la Capilla del Rosario. En una de estas visitas sintió que se elevaba del suelo más de ocho codos durante largo rato. Bajando un novicio a encender una vela a la lámpara como le viese de aquella forma comenzó a gritar. En esto el Santo volvió en sí y viéndose descubierto se fue hacia el novicio y le dijo: “No temas, angelito, pero hazme la gracia de no hablar de lo sucedido mientras yo viva”. Tenía en su celda una imagen pintada en un lienzo de tres palmos de largo que representaba a la Virgen Santísima en Belén.
Se pide la gracia que se desea obtener.
Rezar Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Antífona
Confortado por la gracia del Altísimo, suspirabas por alcanzar los premios celestiales que ya gozas.
V: Ruega por nosotros San Juan Masías.
R: Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Devoción a Jesús Crucificado.
«Si yo fuere levantado de la tierra -dice el Señor-, todas las cosas las atraeré a mi». No habrá hogar en el mundo que, por derecho de antigüedad, no tenga entronizado, en su mejor aposento, el santo Crucifijo, el mismo quizá, que confortó en los momentos difíciles a los seres queridos. Así había de ser, porque sólo un Dios Todopoderoso que sabe de dolores, puede valer de bálsamo a nuestras heridas. Sea, pues, Jesús Crucificado el muro y puerto donde se estrellen las olas de las pasiones y nos resguarde de las asechanzas de nuestros enemigos, y, en particular, nuestro fiel consolador a la hora de la muerte.
Día Sexto (21 de setiembre):
Consideración
De su Caridad para con los pobres. Toda su preciosa vida fue una cadena continuada de actos de caridad con los pobres y necesitados a quien amaba en Dios y para Dios, siendo el padre de los pobres. Suelen representarle llevando el Rosario en la mano derecha y en la izquierda un cestito con pan y un manojo de llaves, o sea los símbolos del amor a la Virgen, a los pobres y a la santa obediencia. Desde la mañana hasta la noche se empleaba en socorrer a los pobres, aunque éstos volvieran repetidas veces al día. Por mucho que diera, nunca le faltó cuanto era necesidad para sus pobres.
El mismo salía en busca del socorro, recibiendo limosnas aun de la avara frialdad de algunos ricos, llegándole hasta de muy lejanas tierras grandes cantidades. Tenía sumo cuidado en socorrer ocultamente a los pobres vergonzantes, y no menos a los enfermos, con ropas, medicinas y todo lo necesario para su convalecencia. En tanto que Dios complacía la caridad del Santo hermano que casi a diario obraba por él gran prodigio. Con ser la misma cantidad de comida la que prepara a diario y aumentarse excesivamente los pobres en los días festivos, se aumentaba también la comida al bendecirla con la cuchara que usaba para repartir.
Se pide la gracia que se desea obtener.
Rezar Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Antífona
Confortado por la gracia del Altísimo, suspirabas por alcanzar los premios celestiales que ya gozas.
V: Ruega por nosotros San Juan Masías.
R: Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Devoción a María Santísima.
Se divierten los niños con tal interés, como si en el mundo no existiera más que ellos y sus juegos; pero, al menor rasguño, brota en seguida de sus labios el dulce nombre de !madre! Hasta los mayores, que ya no pueden gozar de sus cariños, se desprende un dejo de mieles al recordarla. Mas este amor, con ser muy grande, lleva mucho de interesado; es un telón que, descorriéndolo, aparece la verdadera Madre, nada terrena, pero que sabe de dolores y que está pronta a escuchar y remediar nuestras dolencias. Es la Reina y Señora dispensadora de todas las gracias. No dejemos de invocarla diariamente con el rezo del santo Rosario o, al menos, con tres Avemarías al acostarse.
Día Séptimo (22 de setiembre):
Consideración
Devoción del Santo a las almas del Purgatorio. Era Fray Juan Macías ayudador incansable de las benditas almas del Purgatorio en tanto grado que después de su muerte fue aclamado como su padre y protector.
Del mismo modo que acudían a él los pobres y menesterosos en busca de socorros temporales, así también venían a él las afligidas almas del Purgatorio implorando su ayuda.
Mientras oraba una noche en la capilla del Rosario se vio rodeado de innumerables almas que con grandes instancias le decían: “siervo de Dios acuérdate de nosotras, no nos eches al olvido, socórrenos con tus oraciones y alcánzanos que salgamos de estas penas” Emocionado hasta lo más íntimo del corazón, lleno de confianza en la inmensa misericordia del Señor, Exclamó: “¿Qué puedo hacer yo, ¡Oh almas benditas! en vuestro favor siendo un hombre miserable?” “Te suplicamos que encomiendes a Dios y nos aplique en sufragio tus obras penales, pues estamos seguras que te las aceptarás en descuento de las penas que estamos sufriendo.”
Prometido hacerlo así, y desde entonces redobló sus oraciones y peticiones, añadiendo a la que ya tenía por costumbre la de rezar de rodillas diariamente tres partes del Rosario, aplicado la primera por las almas benditas en general, la segunda por la de los religiosos y sacerdotes y la tercera por la de sus propios parientes, amigos y bienhechores.
Se pide la gracia que se desea obtener.
Rezar Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Antífona
Confortado por la gracia del Altísimo, suspirabas por alcanzar los premios celestiales que ya gozas.
V: Ruega por nosotros San Juan Masías.
R: Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Caridad para con los pecadores.
Dignos de compasión deben de ser los pobres pecadores, y por lo general, ¿cómo se les compadece? Muchas veces, con el desprecio; otras, criticando sus acciones, o, cuando no, se les empuja estando al borde del precipicio. No, cristiano, no; dale tu mano para sacarlo del vicio, suaviza sus miserias si no está en ti el remediarlas: es nuestro hermano.
Nunca echemos en olvido que estamos formados del mismo barro, y, si Dios nos deja de su mano, caeríamos en los mismos pecados o en mayores quizás.
En nuestros sacrificios y oraciones no los olvidemos para que el Señor los vuelva al verdadero camino.
Día Octavo (23 de setiembre):
Consideración
Última enfermedad y muerte del santo. Toda la vida había sido una no interrumpida preparación para la muerte. Cayo enfermo el 2 de septiembre de 1645. Al saber los pobres la grave enfermedad de su protector, se aglomeraron alrededor del convento suplicando al médico celestial, con grandes sollozos, le sanara de aquella enfermedad; mas el santo les consolaba diciendo: “No lloreís, hijos míos, porque me remplazará fray Dionisio de la Villa a cuyas manos llegarán las limosnas mucho más abundantes.”
A pesar de los agudos dolores que padecía brillaba su rostro con una alegría angelical. Obtuvo del Superior que durante su enfermedad celebrase su confesor el incruento Sacrificio y le administrase diariamente el pan de los ángeles. Así crecía más y más en su corazón la llama de su encendida caridad. También en su modestia se mostraba en todo momento angelical, encargando que “por amor de Dios no le tocase nadie”, y tomaba por sí mismo, con fuerza y vigor de un sano, cuanto era menester en enfermedad tan necesaria de ayuda.
Avisado por Juan Evangelista del día y la hora que había de morir, se preparó con una larga confesión, en la que, obligado por su confesor, descubrió humildemente que por gracia especial de Dios había conservado intacta su virginidad, en pensamiento, palabra y obras, que no había pedido gracia a San José que no hubiera conseguido, el número de almas sacadas del purgatorio con el rezo del Santo Rosario y que el discípulo amado le prometió que en su honor se le dedicarían templos y altares. “Mas por ahora, añadió bastará que me encierre y pongan estos huesos en un rincón del Capítulo, pues vendrán tiempos en
que serán de provecho”.
Hechas estás declaraciones por la obediencia, pidió la Sagrada Comunión por Viático, la recibió vestido con el hábito religioso y de rodillas, con rostro más celestial que humano, moviendo a los presentes a piadosas lágrimas y tierna devoción. Confortado con el último de los sacramentos, arrodillado en la cama, cruzadas las manos sobre el pecho y los ojos fijos en el cielo, quedó en éxtasis. Vuelto en si se acomodó en el lecho diciendo: “¡Gracias Dios! Comenzad la recomendación del alma.” Él mismo respondía e iba repitiendo con gran fervor y en medio de un acto de amor rindió su alma al Creador el 16 de septiembre de 1645, a la edad de sesenta años y medio.
Se pide la gracia que se desea obtener.
Rezar Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Antífona
Confortado por la gracia del Altísimo, suspirabas por alcanzar los premios celestiales que ya gozas.
V: Ruega por nosotros San Juan Masías.
R: Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Amor para con los agonizantes.
Muchas batallas tenemos que sostener durante la vida, pero ninguna más dura y decisiva como la de la hora de la muerte; en ella nos va todo: honra, hacienda, amigos, hogar; pero nada es esto en comparación del eterno porvenir: ese, para siempre, ser infeliz o dichoso, es para temblar de pies a cabeza. Con nuestras oraciones podemos hacer que el Divino Jesús incline la balanza hacia el bien de muchos hermanos que, a no ser así, serían arrojados al fuego eterno. Oremos, oremos por los agonizantes.
Día Noveno (24 de setiembre):
Consideración
Glorificación de Fray Juan Macías. El suavísimo olor que en vida despedía su cuerpo y la celda que habitaba lo conservó después de muerto. La fama de Santidad a pesar de su vida oculta, se había extendido por toda la ciudad y pueblos lejanos. Espontáneamente concurrieron, además de la nobleza, todas las órdenes religiosas, el excelentísimo Sr. Arzobispo de Lima, Don Pedro Villagómez; el virrey, gobernador y Capitán General, Don Pedro de Toledo, junto con la Virreina, así como el cabildo eclesiástico y civil. Terminado los divinos oficios tomaron sobre sus hombros el ataúd el arzobispo, el virrey, los oidores y los prelados de las órdenes religiosas.
En el trayecto se levantó una voz del pueblo pidiendo que no le sepultase hasta que satisficiese toda su devoción hacia un religioso tan eminente en virtud. Consintió el Señor Arzobispo en que se quedase por tres días expuestos aquellos venerables restos. Al principio los custodiaban los religiosos, mas viendo que no podían contener a la muchedumbre y teniendo algún hurto acudieron al virrey, quien envió una compañía de soldados para escoltarle.
Muchas gracias obró el señor por mediación de su siervo durante los tres días. El Santo cuerpo fue después depositado por el Señor Arzobispo en un ataúd de cedro en lugar privilegiado. Al trasladarse dos años después a un lugar más honorífico fue hallado su cuerpo en estado de incorrupción, tal como el día que entrego su cuerpo al creador.
Fue beatificado junto con Martín de Porres, por el papa Gregorio XVI el día 21 de Septiembre de 1834. Su fiesta se celebra el 18 del mismo mes.
Ejemplo: En la ciudad de Olivenza (Badajoz) existe la casa de la providencia, dirigida por la institución de María Inmaculada y Santa Teresa de Jesús, donde educan a 25 niños y 25 niñas, dándoles de comer y merendar gratis; además en los días festivos se extiende esta caridad a cien familias con la particularidad de no pedir nada a nadie, sino que todo ha de llegar voluntariamente; pero llegó el día 23 de enero de 1949, que cayó en domingo, y la persona que acostumbraba a sufragar los gastos se olvidó de enviarlos. Dicha “providencia” está bajo el patrocinio del beato Juan Macías. La cocinera no tenía más que 750 gramos de arroz y avisó a la directora que habría que mandar a sus niños a sus casas; esta le dijo que lo echase y condimentara en la pota de costumbre. Así lo hizo, invocando al beato con un padre nuestro para que no dejara a los pobres sin comida. Al cuarto de hora quiso removerlos con la estrelladera y vio que la pota estaba llena y los granos sin coser, dando un grito de “milagro” llamó a la directora y al padre director, que estaban con los niños, los cuales al personarse mandaron colocar otra pota similar a su lado y al ir sacando con el cazo de la primera a la segunda al caer quedaba cosido y la primera seguía llenándose. Comienza el reparto en abundancia no solo a los niños y a las 100 familias, sino que enterada la ciudad del milagro todos acuden a llevarse algunos granos y las potas sin mermar hasta después de cuatro horas que dejaron de crecer.
Fueron más de cincuenta kilos los que aumentaron. Dicho milagro ha sido aprobado por la santa Sede y es por el que en el día 28 de septiembre de 1975, en la Basílica de Roma sería proclamando el Santo pastorcillo de Ribera de Fresno
Se pide la gracia que se desea obtener.
Rezar Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Antífona
Confortado por la gracia del Altísimo, suspirabas por alcanzar los premios celestiales que ya gozas.
V: Ruega por nosotros San Juan Masías.
R: Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Amor a las almas del Purgatorio.
Mientras vivimos, malo ha de ser que no haya quien de nosotros no se compadezca al contemplar nuestras miserias; pero, ¡ay!, una vez traspasemos los umbrales de la eternidad y transcurra algún tiempo, puede ser que se olviden de nosotros. No, no suceda así; si con la vara que midiéremos seremos medidos, seamos cuerdos, pidamos por las almas del Purgatorio. Ofrezcámosles todos nuestros sacrificios, y Dios, que las ama tanto, nos lo pagará con creces en esta y en la otra vida. Que no se pase un solo día, y muchas veces durante él, sin enviarles un «Jesús, María y José, socorred a las almas del Purgatorio».
Oración final para cada día
Dios, que quisiste que el Bienaventurado Juan, tu confesor, prevenido con la abundancia de tu gracia, en el humilde estado de hermano, floreciese con el candor de las demás costumbres y heroicas virtudes; te rogamos nos concedas que de tal modo sigamos sus pasos, que merezcamos llegar a ti con puros pensamientos y deseos.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
Ave María Purísima.
Sin pecado concebida.
Fuente:1. En la pagina Web de la Orden de Predicadores se puede leer una pequeña biografía de este popular santo en Perú.
2. El autor de esta novena es Manes Luis Gomara, O.P.
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