Lucas 11,37-41 – por dentro están llenos de voracidad y perfidia

Pero el Señor le dijo: ¡Así son ustedes, los fariseos! Purifican por fuera la copa y el plato, y por dentro están llenos de voracidad y perfidia.

Texto del evangelio Lc 11,37-41 – por dentro están llenos de voracidad y perfidia

37. Cuando terminó de hablar, un fariseo lo invitó a cenar a su casa. Jesús entró y se sentó a la mesa.
38. El fariseo extrañó de que no se lavara antes de comer.
39. Pero el Señor le dijo: «¡Así son ustedes, los fariseos! Purifican por fuera la copa y el plato, y por dentro están llenos de voracidad y perfidia.
40. ¡Insensatos! El que hizo lo de afuera, ¿no hizo también lo de adentro?
41. Den más bien como limosna lo que tienen y todo será puro.

Reflexión: Lc 11,37-41

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Lucas 11,37-41 por dentro están llenos de voracidad y perfidia

¡Qué duras palabras tiene el Señor para los fariseos! Para aquellos de nosotros que andamos preocupados en las formas, en las apariencias, en lo externo. ¡No se trata de aparentar! ¡No se trata de hacer creer! Se trata de ser.

¿Por qué le producen nausea los fariseos a Jesús? Porque para el Señor hay pocas cosas, si alguna, peor que el engaño y la mentira. No en vano Él mismo se nos presenta como el Camino, la VERDAD y la Vida. Es decir, está en las antípodas de la mentira.

Algunos –pobres de nosotros-, hemos crecido en la mentira y en la farsa, ya sea porque mamá engañaba a papá o viceversa y nos enseñaron a ser cómplices. Crecimos pensando no solo que la mentira era lo más natural, sino que la complicidad era una virtud.

Pero el Señor le dijo: ¡Así son ustedes, los fariseos! Purifican por fuera la copa y el plato, y por dentro están llenos de voracidad y perfidia.

Estamos prestos a señalar como traidor al que nos delata. Y la falta reviste connotaciones terribles si se trata de un familiar cercano. Como si esta fuera la peor maldad. Así lo creemos y así lo inculcamos a nuestros hijos.

Es por eso que Ollanta Humala –presidente peruano-, respaldaba a su esposa en todas las mentiras que dijo a lo largo de su gobierno, pero especialmente en lo referente a sus agendas. Sin reparar en nada, no solamente ya en su familia, a la que desde luego ha dado un pésimo ejemplo, sino a los hombres y mujeres, a los jóvenes del Perú entero.

Esta misma falta de escrúpulos la podemos ver hoy en el Perú en el escándalo desatado en el sector salud. El médico -de apellido Moreno-, que traficaba convenientemente con las necesidades del pueblo para favorecer sus negocios, reaccionó severamente contra quienes con ayuda de audios destaparon sus crímenes. Así –para él-, lo malo no es lo que hacía, sino la forma clandestina en que se obtuvieron las pruebas.

Pero el Señor le dijo: ¡Así son ustedes, los fariseos! Purifican por fuera la copa y el plato, y por dentro están llenos de voracidad y perfidia.

Pero esta falsedad, esta hipocresía no es patrimonio de los gobernantes y políticos peruanos. Lo vemos en todo el mundo. Lo estamos viendo a nivel mundial con los dos candidatos a la presidencia de la primera potencia mundial. La podredumbre que ambos destilan, la carencia de principios y ética es deplorable.

Lo vemos en el trato vejatorio que da Maduro no solo a su pueblo, sino a sus presos políticos, injusta e inhumanamente encarcelados. Se habla de democracia, libertades y derechos y sin embargo prepotentemente maltratan a la madre, esposa e hijos de Leopoldo López, su oponente político.

La mentira y la falsedad son las principales armas de seducción del demonio. Con mentira y falsedad los fariseos distorsionan el mensaje de Jesús. Aparentan bondad y virtud cuando solo buscan su bienestar egoísta. Por eso el Señor no puede ni verlos, los descubre y expone.

Pero el Señor le dijo: ¡Así son ustedes, los fariseos! Purifican por fuera la copa y el plato, y por dentro están llenos de voracidad y perfidia.

No podemos dejar de detenernos precisamente en aquello que el Señor enfatiza. “Den como limosna lo que tienen” es un llamado exigente y concreto a mostrar objetivamente lo que somos y dejar de aparentar.

Se trata de tener misericordia, a ejemplo de Jesucristo, y compartir lo que tenemos con nuestros hermanos. ¡Eso es lo que quiere Dios! ¡Él no quiere ofrendas de manos tintas en sangre! Lo que quiere es muestras objetivas y palpables de amor por nuestros hermanos.

Lo primero, entonces, es ser cristianos, no parecerlo. No se trata de llenar y cumplir con los requisitos de nuestro movimiento, de nuestra orden, de nuestra institución, de nuestra organización. Todo con tal de quedar bien, de aparentar. ¡Se trata de ser!

No andemos tan preocupados en el qué dirán. Ocupémonos de atender las necesidades de los más pobres, de los más necesitados, de los que sufren. Si algo habremos de sacrificar, que sea a nosotros mismos, en bien de los más pobres, de los menos favorecidos.

Pero el Señor le dijo: ¡Así son ustedes, los fariseos! Purifican por fuera la copa y el plato, y por dentro están llenos de voracidad y perfidia.

Oremos:

Padre Santo, aparta de nosotros toda tentación por lo banal, lo pueril, lo pasajero. Danos fortaleza para enfrentar al demonio en nuestra debilidad, allí donde más nos tienta, donde más nos duele y más difícil nos resulta rechazarlo…Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo en unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos…Amén.

Roguemos al Señor…

Te lo pedimos Señor.

(Añade tus oraciones por las intenciones que desees, para que todos los que pasemos por aquí tengamos oportunidad de unirnos a tus plegarias)

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Lucas 11,37-41 por dentro están llenos de voracidad y perfidia

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