inscritos en el cielo

Lucas 10,17-24 – inscritos en el cielo

inscritos en el cielo

“Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo.”

Sábado de la 26ª semana del T. Ordinario| 07 de Octubre del 2023 | Por Miguel Damiani

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Reflexión sobre las lecturas

inscritos en el cielo

Sí, es verdad. ¡Cómo no sentirse contento y alegre por el poder depositado en sus manos! Pongámonos un momento en el lugar de estos discípulos. Pero el Señor los trae inmediatamente a tierra. Alégrense porque sus nombres están inscritos en el cielo.

En un primer momento nos sorprendió esta respuesta, como seguramente lo hizo con aquellos discípulos. ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? Es que, lo más importante y el motivo por el cual pueden hace lo que hacen es porque sus nombres están inscritos en el cielo.

inscritos en el cielo

Consuela saberse inscritos en el cielo.

Es que nada de lo que hagamos tiene su origen en nosotros. Todo es inspiración Divina y Gracia de Dios. Y, efectivamente, sirve de gran consuelo constatar que lo que hacemos, cuanto más grande y especialmente en estos caos cuenta no solo con la inspiración Divina, sino también con Su Gracia.

Y, podemos imaginar a Dios preguntando a sus colaboradores: ¿de quién se trata? Y luego respondiendo: Ah, sí, es fulano. ¡Dale nomas! Dile que está bien. Que lo haga. Lo ayudaremos. Y así es como se gestan y administran los milagros.

Siempre listos

Para que nuestros nombres se encuentren inscritos en el cielo, es preciso estar siempre atento a la Palabra de Dios, obedeciendo inmediatamente. La Santísima Virgen María es nuestro modelo de fe y obediencia. No lo duda ni un segundo. ¡Hágase en mí según tú palabra!

Alcanzar esa misma disposición es Gracia que Dios concede. Hay que pedirla incansablemente. Nuestro carácter es generalmente el principal obstáculo. Tenemos que aprender a dominarlo, si queremos que Cristo cuente con nosotros.

Es un asunto de oración y educación constante

Es que es muy fácil disculparse o encontrar cualquier tipo de justificación para no cumplir con lo que se nos exige. Por ello, además de prestar atención constante a cuanto nos rodea, es preciso educarnos en la gentileza de involucrarnos y de participar en todo lo que requiera nuestra atención aun cuando sea de modo disrruptivo.

Muchas veces somos tolerante a todo aquello que veíamos venir, pero no deseamos ser sorprendidos. Quedamos muy bien cuando estamos preparados. En cambio nos retratamos como intolerantes y hasta cretinos y pedantes cuando nos sorprenden y sacan de nuestra rutina.

¡Qué alegría estar inscritos en el cielo!

Cuando terminé de leer este evangelio me fue invadiendo una alegría que iba creciendo conforme pasaba el tiempo. No podía dejar de pensar en este registro. ¿Cuántas entradas tendrá? Es como ser un cliente asiduo. Pero no tanto por lo que pides, como por lo que haces.

Son tus méritos los que cuentan. Pero, en realidad ni eso. Porque es la Gracia de Dios la que te permite hacer lo que haces. No son tus méritos. Tal vez sí, tu disposición, tu actitud. Es casi magia, de la buena. Te dispones a hacer y lo haces con la ayuda de Dios.

Un cuaderno lleno

Así, en realidad es muy fácil tener un cuaderno lleno de anotaciones. Es cuestión de rodillas. Me explico. En realidad, es cuestión de orar. De mantenerse en sintonía permanente con el Señor. De estar en comunión con Él por medio de la Eucaristía, as visitas al Santísimo, los ayunos, los Rosarios…

Si eres sincero, humilde y constante, Él te devuelve sensibilidad, tacto, atención, valor, oportunidad. Entonces empiezas a ver el mundo con otros ojos y todo lo percibes como lugar de misión, como centro de operaciones. Estas atento; te das cuenta y actúas. Eso es lo que el Señor espera de ti. Por eso está inscrito tu nombre.

Cada vez que sientes un impulso

Siempre que siente ese impulso a participar, a comprometerte, a decir o hacer algo, es porque tu nombre está inscrito en el cielo. ¡Alabado sea Jesucristo! No es que ya lo supiera, sino que Él ya cuenta contigo. Él sabe que, si tú estás ahí, sus asuntos están a buen recaudo. ¡Cristo cuenta contigo!

Pocas veces hemos sentido tanto consuelo y alegría compartiendo estas reflexiones.

Oración

Padre Santo, te damos gracias por el consuelo y alegría que nos dan tus palabras, llenas de promesas abundantes. Danos la lucidez y atención siempre presente y oportuna para saber actuar allá donde tú nos envías, siempre haciendo Tu Voluntad y para mayor Gloria Tuya…Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor, que contigo vive y reina, en unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos…Amén.

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