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Mateo – Capítulo 12

Mateo – Capítulo 12

1.En aquel tiempo cruzaba Jesús un sábado por los sembrados. Y sus discípulos sintieron hambre y se pusieron a arrancar espigas y a comerlas.
2.Al verlo los fariseos, le dijeron: «Mira, tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en sábado.»
3.Pero él les dijo: «¿No habéis leído lo que hizo David cuando sintió hambre él y los que le acompañaban,
4.cómo entró en la Casa de Dios y comieron los panes de la Presencia, que no le era lícito comer a él, ni a sus compañeros, sino sólo a los sacerdotes?
5.¿Tampoco habéis leído en la Ley que en día de sábado los sacerdotes, en el Templo, quebrantan el sábado sin incurrir en culpa?
6.Pues yo os digo que hay aquí algo mayor que el Templo.
7.Si hubieseis comprendido lo que significa aquello de: Misericordia quiero, que no sacrificio, no condenaríais a los que no tienen culpa.
8.Porque el Hijo del hombre es señor del sábado.»
9.Pasó de allí y se fue a la sinagoga de ellos.
10.Había allí un hombre que tenía una mano seca. Y le preguntaron si era lícito curar en sábado, para poder acusarle.
11.El les dijo: «¿Quién de vosotros que tenga una sola oveja, si ésta cae en un hoyo en sábado, no la agarra y la saca?
12.Pues, ¡cuánto más vale un hombre que una oveja! Por tanto, es lícito hacer bien en sábado.»
13.Entonces dice al hombre: «Extiende tu mano.» El la extendió, y quedó restablecida, sana como la otra.
14.Pero los fariseos, en cuanto salieron, se confabularon contra él para ver cómo eliminarle.
15.Jesús, al saberlo, se retiró de allí. Le siguieron muchos y los curó a todos.
16.Y les mandó enérgicamente que no le descubrieran;
17.para que se cumpliera el oráculo del profeta Isaías:
18.He aquí mi Siervo, a quien elegí, mi Amado, en quien mi alma se complace. Pondré mi Espíritu sobre él, y anunciará el juicio a las naciones.
19.No disputará ni gritará, ni oirá nadie en las plazas su voz.
20.La caña cascada no la quebrará, ni apagará la mecha humeante, hasta que lleve a la victoria el juicio:
21.en su nombre pondrán las naciones su esperanza.
22.Entonces le fue presentado un endemoniado ciego y mudo. Y le curó, de suerte que el mudo hablaba y veía.
23.Y toda la gente atónita decía: «¿No será éste el Hijo de David?»
24.Mas los fariseos, al oírlo, dijeron: «Este no expulsa los demonios más que por Beelzebul, Príncipe de los demonios.»
25.El, conociendo sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido contra sí mismo queda asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma no podrá subsistir.
26.Si Satanás expulsa a Satanás, contra sí mismo está dividido: ¿cómo, pues, va a subsistir su reino?
27.Y si yo expulso los demonios por Beelzebul, ¿por quién los expulsan vuestros hijos? Por eso, ellos serán vuestros jueces.
28.Pero si por el Espíritu de Dios expulso yo los demonios, es que ha llegado a vosotros el Reino de Dios.
29.«O, ¿cómo puede uno entrar en la casa del fuerte y saquear su ajuar, si no ata primero al fuerte? Entonces podrá saquear su casa.
30.«El que no está conmigo, está contra mí, y el que no recoge conmigo, desparrama.
31.«Por eso os digo: Todo pecado y blasfemia se perdonará a los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada.
32.Y al que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonará; pero al que la diga contra el Espíritu Santo, no se le perdonará ni en este mundo ni en el otro.
33.«Suponed un árbol bueno, y su fruto será bueno; suponed un árbol malo, y su fruto será malo; porque por el fruto se conoce el árbol.
34.Raza de víboras, ¿cómo podéis vosotros hablar cosas buenas siendo malos? Porque de lo que rebosa el corazón habla la boca.
35.El hombre bueno, del buen tesoro saca cosas buenas y el hombre malo, del tesoro malo saca cosas malas.
36.Os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres darán cuenta en el día del Juicio.
37.Porque por tus palabras serás declarado justo y por tus palabras serás condenado.»
38.Entonces le interpelaron algunos escribas y fariseos: «Maestro, queremos ver una señal hecha por ti.»
39.Mas él les respondió: «¡Generación malvada y adúltera! Una señal pide, y no se le dará otra señal que la señal del profeta Jonás.
40.Porque de la misma manera que Jonás estuvo en el vientre del cetáceo tres días y tres noches, así también el Hijo del hombre estará en el seno de la tierra tres días y tres noches.
41.Los ninivitas se levantarán en el Juicio con esta generación y la condenarán; porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay algo más que Jonás.
42.La reina del Mediodía se levantará en el Juicio con esta generación y la condenará; porque ella vino de los confines de la tierra a oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay algo más que Salomón.
43.«Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda vagando por lugares áridos en busca de reposo, pero no lo encuentra.
44.Entonces dice: «Me volveré a mi casa, de donde salí.» Y al llegar la encuentra desocupada, barrida y en orden.
45.Entonces va y toma consigo otros siete espíritus peores que él; entran y se instalan allí, y el final de aquel hombre viene a ser peor que el principio. Así le sucederá también a esta generación malvada.»
46.Todavía estaba hablando a la muchedumbre, cuando su madre y sus hermanos se presentaron fuera y trataban de hablar con él.
47.Alguien le dijo: «¡Oye! ahí fuera están tu madre y tus hermanos que desean hablarte.»
48.Pero él respondió al que se lo decía: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?»
49.Y, extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: «Estos son mi madre y mis hermanos.
50.Pues todo el que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.»

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Mateo – Capítulo 11 – Entre la fe y la incredulidad

Mateo – Capítulo 11

1. Y sucedió que, cuando acabó Jesús de dar instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades.

2. Juan, que en la cárcel había oído hablar de las obras de Cristo, envió a sus discípulos a decirle:

3. «¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?»

4. Jesús les respondió: «Vayan y cuenten a Juan lo que oyen y ven:

5. los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia a los pobres la Buena Nueva;

6. ¡y dichoso aquel que no halle escándalo en mí!»

7. Cuando éstos se marchaban, se puso Jesús a hablar de Juan a la gente: «¿Qué salieron a ver en el desierto? ¿Una caña agitada por el viento?

8. ¿Qué salieron a ver, si no? ¿Un hombre elegantemente vestido? ¡No! Los que visten con elegancia están en los palacios de los reyes.

9. Entonces ¿a qué salieron? ¿A ver un profeta? Sí, les digo, y más que un profeta.

10. Este es de quien está escrito: He aquí que yo envío mi mensajero delante de ti, que preparará por delante tu camino.

11. «En verdad les digo que no ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es mayor que él.

12. Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.

13. Pues todos los profetas, lo mismo que la Ley, hasta Juan profetizaron.

14. Y, si quieren admitirlo, él es Elías, el que iba a venir.

15. El que tenga oídos, que oiga.

16. «¿Pero, con quién compararé a esta generación? Se parece a los chiquillos que, sentados en las plazas, se gritan unos a otros diciendo:

17. «Les hemos tocado la flauta, y no han bailado, les hemos entonado endechas, y no se han lamentado.»

18. Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: «Demonio tiene.»

19. Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: «Ahí tienen un comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores.» Y la Sabiduría se ha acreditado por sus obras.»

20. Entonces se puso a maldecir a las ciudades en las que se habían realizado la mayoría de sus milagros, porque no se habían convertido:

21. «¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en ustedes, tiempo ha que en sayal y ceniza se habrían convertido.

22. Por eso les digo que el día del Juicio habrá menos rigor para Tiro y Sidón que para ustedes.

23. Y tú, Cafarnaúm, ¿hasta el cielo te vas a encumbrar? ¡Hasta el Hades te hundirás! Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que se han hecho en ti, aún subsistiría el día de hoy.

24. Por eso les digo que el día del Juicio habrá menos rigor para la tierra de Sodoma que para ti.»

25. En aquel tiempo, tomando Jesús la palabra, dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños.

26. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito.

27. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.

28. «Vengan a mí todos los que están fatigados y sobrecargados, y yo les daré descanso.

29. Tomen sobre ustedes mi yugo, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallarán descanso para sus almas.

30. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.»

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Mateo – Capítulo 10 – no teman a los que matan el cuerpo

Mateo – Capítulo 10 – no teman a los que matan el cuerpo

1. Y llamando a sus doce discípulos, les dio poder sobre los espíritus inmundos para expulsarlos, y para curar toda enfermedad y toda dolencia.
2. Los nombres de los doce Apóstoles son éstos: primero Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan;
3. Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo el publicano; Santiago el de Alfeo y Tadeo;
4. Simón el Cananeo y Judas el Iscariote, el mismo que le entregó.
5. A estos doce envió Jesús, después de darles estas instrucciones: «No tomen camino de gentiles ni entren en ciudad de samaritanos;
6. diríjanse más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel.
7. Vayan proclamando que el Reino de los Cielos está cerca.
8. Curen enfermos, resuciten muertos, purifiquen leprosos, expulsen demonios. Gratis lo recibieron; denlo gratis.
9. No se procuren oro, ni plata, ni calderilla en sus fajas;
10. ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; porque el obrero merece su sustento.
11. «En la ciudad o pueblo en que entren, infórmense de quién hay en él digno, y quédense allí hasta que salgan.
12. Al entrar en la casa, salúdenla.
13. Si la casa es digna, llegue a ella su paz; mas si no es digna, su paz se vuelva a ustedes.
14. Y si no se les recibe ni se escuchan sus palabras, salgan de la casa o de la ciudad aquella sacudiendo el polvo de sus pies.
15. Yo les aseguro: el día del Juicio habrá menos rigor para la tierra de Sodoma y Gomorra que para aquella ciudad.
16. «Miren que yo los envío como ovejas en medio de lobos. Sean, pues, prudentes como las serpientes, y sencillos como las palomas.
17. Guárdense de los hombres, porque los entregarán a los tribunales y los azotarán en sus sinagogas;
18. y por mi causa serán llevados ante gobernadores y reyes, para que den testimonio ante ellos y ante los gentiles.
19. Mas cuando los entreguen, no se preocupen de cómo o qué van a hablar. Lo que tengan que hablar se les comunicará en aquel momento.
20. Porque no serán ustedes los que hablarán, sino el Espíritu de su Padre el que hablará en ustedes.
21. «Entregará a la muerte hermano a hermano y padre a hijo; se levantarán hijos contra padres y los matarán.
22. Y serán odiados de todos por causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará.
23. «Cuando los persigan en una ciudad huyan a otra, y si también en ésta los persiguen, marchense a otra. Yo les aseguro: no acabarán de recorrer las ciudades de Israel antes que venga el Hijo del hombre.
24. «No está el discípulo por encima del maestro, ni el siervo por encima de su amo.
25. Ya le basta al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su amo. Si al dueño de la casa le han llamado Beelzebul, ¡cuánto más a sus domésticos!
26. «No les tengan miedo. Pues no hay nada encubierto que no haya de ser descubierto, ni oculto que no haya de saberse.
27. Lo que yo les digo en la oscuridad, díganlo ustedes a la luz; y lo que oyen al oído, proclamenlo desde los terrados.
28. «Y no teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; teman más bien a Aquel que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la gehenna.
29. ¿No se venden dos pajarillos por un as? Pues bien, ni uno de ellos caerá en tierra sin el consentimiento de su Padre.
30. En cuanto a ustedes, hasta los cabellos de su cabeza están todos contados.
31. No teman, pues; ustedes valen más que muchos pajarillos.
32. «Por todo aquel que se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos;
33. pero a quien me niegue ante los hombres, le negaré yo también ante mi Padre que está en los cielos.
34. «No piensen que he venido a traer paz a la tierra. No he venido a traer paz, sino espada.
35. Sí, he venido a enfrentar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra;
36. y enemigos de cada cual serán los que conviven con él.
37. «El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí.
38. El que no toma su cruz y me sigue detrás no es digno de mí.
39. El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará.
40. «Quien a ustedes recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado.
41. «Quien reciba a un profeta por ser profeta, recompensa de profeta recibirá, y quien reciba a un justo por ser justo, recompensa de justo recibirá.
42. «Y todo aquel que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, por ser discípulo, les aseguro que no perderá su recompensa.»

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Mateo – Capítulo 09 – tu fe te ha salvado

Mateo – Capítulo 09 – tu fe te ha salvado

1. Subiendo a la barca, pasó a la otra orilla y vino a su ciudad.
2. En esto le trajeron un paralítico postrado en una camilla. Viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: «¡ Animo!, hijo, tus pecados te son perdonados.»
3. Pero he aquí que algunos escribas dijeron para sí: «Este está blasfemando.»
4. Jesús, conociendo sus pensamientos, dijo: «¿Por qué piensan mal en sus corazones? ¿Qué es más fácil, decir: “Tus pecados te son perdonados”, o decir:
5. ”Levántate y anda”?
6. Pues para que sepan que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados – dice entonces al paralítico -: “Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”.»
7. El se levantó y se fue a su casa.
8. Y al ver esto, la gente temió y glorificó a Dios, que había dado tal poder a los hombres.
9. Cuando se iba de allí, al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: «Sígueme.» El se levantó y le siguió.
10. Y sucedió que estando él a la mesa en casa de Mateo, vinieron muchos publicanos y pecadores, y estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos.
11. Al verlo los fariseos decían a los discípulos: «¿Por qué come su maestro con los publicanos y pecadores?»
12. Mas él, al oírlo, dijo: «No necesitan médico los que están fuertes sino los que están mal.
13. Vayan, pues, a aprender qué significa aquello de: Misericordia quiero, que no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.»
14. Entonces se le acercan los discípulos de Juan y le dicen: «¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos, y tus discípulos no ayunan?»
15. Jesús les dijo: «Pueden acaso los invitados a la boda ponerse tristes mientras el novio está con ellos? Días vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces ayunarán.
16. Nadie echa un remiendo de paño sin tundir en un vestido viejo, porque lo añadido tira del vestido, y se produce un desgarrón peor.
17. Ni tampoco se echa vino nuevo en pellejos viejos; pues de otro modo, los pellejos revientan, el vino se derrama, y los pellejos se echan a perder; sino que el vino nuevo se echa en pellejos nuevos, y así ambos se conservan.»
18. Así les estaba hablando, cuando se acercó un magistrado y se postró ante él diciendo: «Mi hija acaba de morir, pero ven, impón tu mano sobre ella y vivirá.»
19. Jesús se levantó y le siguió junto con sus discípulos.
20. En esto, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años se acercó por detrás y tocó la orla de su manto.
21. Pues se decía para sí: «Con sólo tocar su manto, me salvaré.»
22. Jesús se volvió, y al verla le dijo: «¡Animo!, hija, tu fe te ha salvado.» Y se salvó la mujer desde aquel momento.
23. Al llegar Jesús a casa del magistrado y ver a los flautistas y la gente alborotando,
24. decía: «¡Retírense! La muchacha no ha muerto; está dormida.» Y se burlaban de él.
25. Mas, echada fuera la gente, entró él, la tomó de la mano, y la muchacha se levantó.
26. Y la noticia del suceso se divulgó por toda aquella comarca.
27. Cuando Jesús se iba de allí, al pasar le siguieron dos ciegos gritando: «¡Ten piedad de nosotros, Hijo de David!»
28. Y al llegar a casa, se le acercaron los ciegos, y Jesús les dice: «¿Creen que puedo hacer eso?» Dícenle: «Sí, Señor.»
29. Entonces les tocó los ojos diciendo: «Hágase en ustedes según su fe.»
30. Y se abrieron sus ojos. Jesús les ordenó severamente: «¡Miren que nadie lo sepa!»
31. Pero ellos, en cuanto salieron, divulgaron su fama por toda aquella comarca.
32. Salían ellos todavía, cuando le presentaron un mudo endemoniado.
33. Y expulsado el demonio, rompió a hablar el mudo. Y la gente, admirada, decía: «Jamás se vio cosa igual en Israel.»
34. Pero los fariseos decían: «Por el Príncipe de los demonios expulsa a los demonios.»
35. Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y sanando todo enfermedad y toda dolencia.
36. Y al ver a la muchedumbre, sintió compasión de ella, porque estaban vejados y abatidos como ovejas que no tienen pastor.
37. Entonces dice a sus discípulos: «La mies es mucha y los obreros pocos.
38. Rueguen, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies.»

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Mateo – Capítulo 08 – una fe tan grande

Mateo – Capítulo 08 – una fe tan grande

1. Cuando bajó del monte, fue siguiéndole una gran muchedumbre.
2. En esto, un leproso se acercó y se postró ante él, diciendo: «Señor, si quieres puedes limpiarme.»
3. El extendió la mano, le tocó y dijo: «Quiero, queda limpio.» Y al instante quedó limpio de su lepra.
4. Y Jesús le dice: «Mira, no se los digas a nadie, sino vete, muéstrate al sacerdote y presenta la ofrenda que prescribió Moisés, para que les sirva de testimonio.
5. Al entrar en Cafarnaúm, se le acercó un centurión y le rogó
6. diciendo: «Señor, mi criado yace en casa paralítico con terribles sufrimientos.»
7. Dícele Jesús: «Yo iré a curarle.»
8. Replicó el centurión: «Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; basta que lo digas de palabra y mi criado quedará sano.
9. Porque también yo, que soy un subalterno, tengo soldados a mis órdenes, y digo a éste: “Vete”, y va; y a otro: “Ven”, y viene; y a mi siervo: “Haz esto”, y lo hace.»
10. Al oír esto Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: «Les aseguro que en Israel no he encontrado en nadie una fe tan grande.
11. Y les digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se pondrán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los Cielos,
12. mientras que los hijos del Reino serán echados a las tinieblas de fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes.»
13. Y dijo Jesús al centurión: «Anda; que te suceda como has creído.» Y en aquella hora sanó el criado.
14. Al llegar Jesús a casa de Pedro, vio a la suegra de éste en cama, con fiebre.
15. Le tocó la mano y la fiebre la dejó; y se levantó y se puso a servirle.
16. Al atardecer, le trajeron muchos endemoniados; él expulsó a los espíritus con una palabra, y curó a todos los enfermos,
17. para que se cumpliera el oráculo del profeta Isaías: El tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades.
18. Viéndose Jesús rodeado de la muchedumbre, mandó pasar a la otra orilla.
19. Y un escriba se acercó y le dijo: «Maestro, te seguiré adondequiera que vayas.»
20. Dícele Jesús: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.»
21. Otro de los discípulos le dijo: «Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre.»
22. Dícele Jesús: «Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos.»
23. Subió a la barca y sus discípulos le siguieron.
24. De pronto se levantó en el mar una tempestad tan grande que la barca quedaba tapada por las olas; pero él estaba dormido.
25. Acercándose ellos le despertaron diciendo: «¡Señor, sálvanos, que perecemos!»
26. Díceles: «¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?» Entonces se levantó, increpó a los vientos y al mar, y sobrevino una gran bonanza.
27. Y aquellos hombres, maravillados, decían: «¿Quién es éste, que hasta los vientos y el mar le obedecen?»
28. Al llegar a la otra orilla, a la región de los gadarenos, vinieron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, y tan furiosos que nadie era capaz de pasar por aquel camino.
29. Y se pusieron a gritar: «¿Qué tenemos nosotros contigo, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí para atormentarnos antes de tiempo?»
30. Había allí a cierta distancia una gran piara de puercos paciendo.
31. Y le suplicaban los demonios: «Si nos echas, mándanos a esa piara de puercos.»
32. El les dijo: «Vayan.» Saliendo ellos, se fueron a los puercos, y de pronto toda la piara se arrojó al mar precipicio abajo, y perecieron en las aguas.
33. Los porqueros huyeron, y al llegar a la ciudad lo contaron todo y también lo de los endemoniados.
34. Y he aquí que toda la ciudad salió al encuentro de Jesús y, en viéndole, le rogaron que se retirase de su término.

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Mateo – Capítulo 07 – por sus frutos los reconocerán

Mateo – Capítulo 07

1. «No juzguen, para que no sean juzgados.
2. Porque con el juicio con que juzguen serán juzgados, y con la medida con que midan serán medidos.
3. ¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que hay en tu ojo?
4. ¿O cómo vas a decir a tu hermano: “Deja que te saque la brizna del ojo”, teniendo la viga en el tuyo?
5. Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver para sacar la brizna del ojo de tu hermano.
6. «No den a los perros lo que es santo, ni echen sus perlas delante de los puercos, no sea que las pisoteen con sus patas, y después, volviéndose, los despedacen.
7. «Pidan y se les dará; busquen y hallarán; llamen y se les abrirá.
8. Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.
9. ¿O hay acaso alguno entre ustedes que al hijo que le pide pan le dá una piedra;
10. o si le pide un pez, le dá una culebra?
11. Si, pues, ustedes, siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se las pidan!
12. «Por tanto, todo cuanto quieran que les hagan los hombres, háganselo también ustedes a ellos; porque ésta es la Ley y los Profetas.
13. «Entren por la entrada estrecha; porque ancha es la entrada y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran por ella;
14. mas ¡qué estrecha la entrada y qué angosto el camino que lleva a la Vida!; y poco son los que lo encuentran.
15. «Guárdense de los falsos profetas, que vienen a ustedes con disfraces de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.
16. Por sus frutos los conocerán. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos?
17. Así, todo árbol bueno da frutos buenos, pero el árbol malo da frutos malos.
18. Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo producir frutos buenos.
19. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y arrojado al fuego.
20. Así que por sus frutos los reconocerán.
21. «No todo el que me diga: “Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial.
22. Muchos me dirán aquel Día: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?”
23. Y entonces les declararé: “¡Jamás les conocí; apártense de mí, agentes de iniquidad!”
24. «Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca:
25. cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca.
26. Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena:
27. cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina.»
28. Y sucedió que cuando acabó Jesús estos discursos, la gente quedaba asombrada de su doctrina;
29. porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como sus escribas.

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Mateo – Capítulo 06

Mateo – Capítulo 06

1. «Cuiden de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendrán recompensa de su Padre celestial.
2. Por tanto, cuando hagas limosna, no lo vayas trompeteando por delante como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; en verdad les digo que ya reciben su paga.
3. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha;
4. así tu limosna quedará en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
5. «Y cuando oren, no sean como los hipócritas, que gustan de orar en las sinagogas y en las esquinas de las plazas bien plantados para ser vistos de los hombres; en verdad les digo que ya reciben su paga.
6. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
7. Y al orar, no charlen mucho, como los gentiles, que se figuran que por su palabrería van a ser escuchados.
8. No sean como ellos, porque su Padre sabe lo que necesitan antes de pedírselo.
9. «Ustedes, pues, oren así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre;
10. venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo.
11. Nuestro pan cotidiano dánosle hoy;
12. y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores;
13. y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal.
14. «Que si ustedes perdonan a los hombres sus ofensas, les perdonará también a ustedes su Padre celestial;
15. pero si no perdonan a los hombres, tampoco su Padre perdonará sus ofensas.
16. «Cuando ayunen, no pongan cara triste, como los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan; en verdad les digo que ya reciben su paga.
17. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro,
18. para que tu ayuno sea visto, no por los hombres, sino por tu Padre que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
19. «No amontonen tesoros en la tierra, donde hay polilla y herrumbre que corroen, y ladrones que socavan y roban.
20. Amontonen más bien tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben.
21. Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.
22. «La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará luminoso;
23. pero si tu ojo está malo, todo tu cuerpo estará a oscuras. Y, si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡qué oscuridad habrá!
24. Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No pueden servir a Dios y al Dinero.
25. «Por eso les digo: No anden preocupados por su vida, qué comerán ni por su cuerpo, con qué se vestirán. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?
26. Miren las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros; y su Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes más que ellas?
27. Por lo demás, ¿quién de ustedes puede, por más que se preocupe, añadir un solo codo a la medida de su vida?
28. Y del vestido, ¿por qué preocupase? Observen los lirios del campo, cómo crecen; no se fatigan, ni hilan.
29. Pero yo les digo que ni Salomón, en toda su gloria, se vistió como uno de ellos.
30. Pues si a la hierba del campo, que hoy es y mañana se echa al horno, Dios así la viste, ¿no lo hará mucho más con ustedes, hombres de poca fe?
31. No anden, pues, preocupados diciendo: ¿Qué vamos a comer?, ¿qué vamos a beber?, ¿con qué vamos a vestirnos?
32. Que por todas esas cosas se afanan los gentiles; pues ya sabe su Padre celestial que tienen necesidad de todo eso.
33. Busquen primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se les darán por añadidura.
34. Así que no se preocupen del mañana: el mañana se preocupará de sí mismo. Cada día tiene bastante con su propio mal.

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Mateo – Capítulo 05

Mateo – Capítulo 05

1.Viendo la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron.
2.Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo:
3.«Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
4.Bienaventurados los mansos , porque ellos posseerán en herencia la tierra.
5.Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
6.Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados.
7.Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
8.Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
9.Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
10.Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
11.Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa.
12.Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.
13. «Ustedes son la sal de la tierra. Mas si la sal se desvirtúa, ¿con qué se la salará? Ya no sirve para nada más que para ser tirada afuera y pisoteada por los hombres.
14. «Ustedes son la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte.
15. Ni tampoco se enciende una lámpara y la ponen debajo del celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en la casa.
16. Brille así su luz delante de los hombres, para que vean sus buenas obras y glorifiquen a su Padre que está en los cielos.
17. «No piensen que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento.
18. Sí, les aseguro: el cielo y la tierra pasarán antes que pase una i o una tilde de la Ley sin que todo suceda.
19. Por tanto, el que traspase uno de estos mandamientos más pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de los Cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos.
20. «Porque les digo que, si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos.
21. «Han oído que se dijo a los antepasados: No matarás; y aquel que mate será reo ante el tribunal.
22. Pues yo les digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal; pero el que llame a su hermano “imbécil”, será reo ante el Sanedrín; y el que le llame “renegado”, será reo de la gehenna de fuego.
23. Si, pues, al presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas entonces de que un hermano tuyo tiene algo contra ti,
24. deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelves y presentas tu ofrenda.
25. Ponte enseguida a buenas con tu adversario mientras vas con él por el camino; no sea que tu adversario te entregue al juez y el juez al guardia, y te metan en la cárcel.
26. Yo te aseguro: no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo.
27. «Han oído que se dijo: No cometerás adulterio.
28. Pues yo les digo: Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón.
29. Si, pues, tu ojo derecho te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea arrojado a la gehenna.
30. Y si tu mano derecha te es ocasión de pecado, córtatela y arrójala de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo vaya a la gehenna.
31. «También se dijo: El que repudie a su mujer, que le dé acta de divorcio.
32. Pues yo les digo: Todo el que repudia a su mujer, excepto el caso de fornicación, la hace ser adúltera; y el que se case con una repudiada, comete adulterio.
33. «Han oído también que se dijo a los antepasados: No perjurarás, sino que cumplirás al Señor tus juramentos.
34. Pues yo digo que no juren en modo alguno: ni por el Cielo , porque es el trono de Dios,
35. ni por la Tierra, porque es el escabel de sus pies; ni por Jerusalén , porque es la ciudad del gran rey.
36. Ni tampoco jures por tu cabeza, porque ni a uno solo de tus cabellos puedes hacerlo blanco o negro.
37. Sea su lenguaje: “Sí, sí”; “no, no”: que lo que pasa de aquí viene del Maligno.
38. «Han oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente.
39. Pues yo les digo: no resistan al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra:
40. al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también el manto;
41. y al que te obligue a andar una milla vete con él dos.
42. A quien te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda.
43. «Han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo.
44. Pues yo les digo: Amen a sus enemigos y rueguen por los que los persigan,
45. para que sean hijos de su Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos.
46. Porque si aman a los que les aman, ¿qué recompensa van a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos?
47. Y si no saludan más que a sus hermanos, ¿qué hacen de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles?
48. Ustedes, pues, sean perfectos como es perfecto su Padre celestial.

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