“José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque salvará a su pueblo de los pecados. Cuando José despertó, hizo como el ángel del Señor le había mandado.”
Lunes de la 5ta Semana de Cuaresma | 19 Marzo 2018 | Por Miguel Damiani
Si en algo tenemos que reflexionar hoy, es en la obediencia ejemplar de José, fundada en la fe. Sin duda es la fe la que nos abre las puertas del Reino a la humanidad entera y en forma individual, a cada uno de nosotros.
Sin la fe de María, la salvación no hubiera entrado al mundo. Fue el sí de María a los Planes de Dios, el que permitió que Jesús naciera entre nosotros, como verdadero Dios y verdadero Hombre. ¿Cómo se preparó María para aceptar lo que Dios dispuso?
“Si no ven signos y prodigios ustedes, no creen. El funcionario insiste: Señor baja antes que se muera mi hijo. Jesús le dice: Vuelve a casa, tu hijo vive.»
Lunes de la 4ta Semana de Cuaresma | 12 Marzo 2018 | Por Miguel Damiani
Nadie en el universo puede dar tan categóricamente esta noticia, que es el resultado de Su Voluntad. Jesús no quiere que suframos y se compadece de todo aquel que, en su camino, sale a pedirle de todo corazón.
El episodio nos da todas las evidencias para creer. ¿Qué más queremos? Se trata de una curación remota a un joven que moría y se produce al momento en que el Señor lo afirma. No es preciso verlo, ni tocarlo, ni saber exactamente lo que tiene.
Si el mundo está en crisis y a veces lo presentimos al borde del colapso, no hay otra explicación, es porque NO creemos en Dios. Obviamente para los incrédulos esta es una explicación absurda. Sin embargo, si nos ceñimos al Evangelio y creemos en Dios, no hay otra.
¿Por qué? Vayamos por partes. Sin pretender exactitud, porque sería imposible. Si creemos en Dios, empecemos por definirlo. ¿Quién es Dios para nosotros? Si pretendemos explicarlo racionalmente, fracasaremos. Solo podemos intuitivamente imaginarlo.
“Les digo que este último bajó a su casa justificado, y aquel no. Porque todo el que se engrandece será humillado, y el que se humilla será engrandecido.”
Sábado de la 3ra Semana de Cuaresma | 10 Marzo 2018 | Por Miguel Damiani
Una de las debilidades más grandes del hombre es la soberbia. Nos gusta que nos distingan, que nos dispensen gentilezas. Decimos que no, pero llegado el momento no podemos evitar pavonearnos cuando alguien nos dedica cualquier frase o palabra de admiración.
No busquemos en nuestro comportamiento situaciones en las que groseramente nos imponemos y humillamos a los más pobres e indefensos. Debe haber algunas situaciones como estas, seguro, pero ahora detengámonos a examinar con mayor sutiliza aquellas que pasamos por alto.
“Escucha Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser.”
Viernes de la 3ra Semana de Cuaresma | 09 Marzo 2018 | Por Miguel Damiani
Por aquí hemos de empezar. Jesús nos recuerda los dos principales mandamientos en los que se reduce la Ley y los profetas. Comienza aclarando de modo definitivo e inequívoco, que Dios es el único Señor.
No podemos, pues, estar especulando en torno a distintas divinidades de otras culturas y de otros tiempos o sociedades, porque nuestro Planeta, así como nuestra historia es una sola. La Creación es una. La Humanidad es una.
“Cuando un hombre fuerte y bien armado custodia su palacio, sus bienes están seguros. Pero, si viene otro más fuerte que él y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte el botín. El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama.”
Jueves de la 3ra Semana de Cuaresma | 08 Marzo 2018 | Por Miguel Damiani
Lecturas de la Fecha:
Jeremías 7,23-28
Salmo 94
Lucas 11,14-23
Reflexión sobre las lecturas
El que no recoge conmigo, desparrama
Con mucha facilidad, diríamos que con demasiada, despreciamos al Señor. Y es que Él es bueno y compasivo, pero no es tonto. No es un pánfilo al que podemos engañar, como parecemos creer.
No de otra forma se explica que hablemos de Él, como si habláramos de un tonto de capirote. Sin el menor respeto lo comparamos con ídolos o con otros dioses de pueblos primitivos, poniéndolos a la misma altura.
“No crean que he venido a abolir la Ley y los profetas: no he venido a abolir, sino a dar pleno cumplimiento.”
Miércoles de la 3ra Semana de Cuaresma | 07 Marzo 2018 | Por Miguel Damiani
Lecturas de la Fecha:
Deuteronomio 4,1.5-9
Salmo 147
Mateo 5,17-19
Reflexión sobre las lecturas
No he venido a abolir
Por ignorancia algunos pensamos que el Nuevo Testamento remplaza al Antiguo Testamento. Que basta con tener en cuenta lo que dispone el Nuevo y que no interesa conocer el Antiguo. Lo cierto es que si bien es cierto que el Nuevo nos trae la novedad de Cristo entre nosotros, cuyo conocimiento basta para salvarnos, sin embargo este no es opuesto al Antiguo Testamento.
No lo decimos nosotros. Es el mismo Jesucristo quien lo subraya en este pasaje. Y es que se trata de una sola Historia Sagrada. De una sola humanidad y un solo Dios Padre Creador que ha salido a nuestro encuentro para salvarnos, lo que es evidente, de modo coherente en las Sagradas Escrituras, es decir, en la Biblia entera.
“¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?
Martes de la 3ra Semana de Cuaresma | 06 Marzo 2018 | Por Miguel Damiani
Lecturas de la Fecha:
Daniel 3,25.34-43
Salmo 24
Mateo 18,21-35
Reflexión sobre las lecturas
Toda aquella deuda te la perdoné
Siempre estamos buscando el lado ancho para nosotros y el angosto para los demás. Es la ley del embudo, como me recordaba mi mamá. Guardamos muchos miramientos y contemplaciones a nosotros mismos, pero no estamos dispuestos a tenerlas con los demás.
Incluso con nuestros seres más cercanos, los más amados. Somos crueles, exigiéndoles cosas que nosotros en su situación, no estaríamos dispuestos a dar. La típica de los fariseos, que atan pesadas cargas a los demás y ellos mismos no son capaces de mover un dedo.