Lucas 7,1.7-14 – invita a los pobres

Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los ciegos.

Texto del evangelio Lc 7,1.7-14 – invita a los pobres

01. Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Ellos lo observaban atentamente.
07. Y al notar cómo los invitados buscaban los primeros puestos, les dijo esta parábola:
08. «Si te invitan a un banquete de bodas, no te coloques en el primer lugar, porque puede suceder que haya sido invitada otra persona más importante que tú,
09. y cuando llegue el que los invitó a los dos, tenga que decirte: “Déjale el sitio”, y así, lleno de vergüenza, tengas que ponerte en el último lugar.
10. Al contrario, cuando te inviten, ve a colocarte en el último sitio, de manera que cuando llegue el que te invitó, te diga: “Amigo, acércate más”, y así quedarás bien delante de todos los invitados.
11. Porque todo el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado».
12. Después dijo al que lo había invitado: «Cuando des un almuerzo o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos, no sea que ellos te inviten a su vez, y así tengas tu recompensa.
13. Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los ciegos.
14. ¡Feliz de ti, porque ellos no tienen cómo retribuirte, y así tendrás tu recompensa en la resurrección de los justos!».

Reflexión: Lc 7,1.7-14

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Lucas 7,1.7-14 invita a los pobres

Aquel que no reflexiona con frecuencia los evangelios, le deben llamar la atención los consejos que da Jesús. No corresponden al comportamiento habitual de las personas. No concuerdan con el mundo en que vivimos.

En el mundo entero una invitación es señal de distinción y lo que todo invitado espera es sentarse en los primeros lugares. Además, dependiendo de la importancia de nuestro anfitrión, buscaremos mostrarnos con Él y le enrostraremos a los más humildes la clase de personas que nos invitan.

Por ello, el invitado difícilmente se dejará relegar, ni asumirá una posición modesta o reservada, menos aun si el anfitrión es importante. Por el contrario, buscaremos que todo el mundo note y sienta la distinción de la que somos objeto. Así somos.

Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los ciegos.

Estamos acostumbrados a buscar privilegios y nos hinchamos como pavos cuando alguien nos diferencia. Cuanto más, cuanto más importante es nuestro anfitrión y más distinguidos los invitados.

Puede que en algunos casos nos equivoquemos, pero creemos que en general a todos nos gusta la lisonja y el halago. Sin embargo, prestemos atención, que el Señor nos aconseja hacer lo contrario. Ser humildes, modestos, reservados.

Por si fuera poco, el Señor nos dice a quienes debemos invitar. A los que Él nos aconseja que elijamos e invitemos no son a los que el mundo entero aprecia, sino, por el contrario, a los pobres y humildes, aquellos que jamás podrán correspondernos.

Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los ciegos.

Es que el Señor ha venido a salvarnos y a servir a los que nadie quiere, a los desplazados, a los refugiados, a los ignorantes, a los pobres y aun a los pecadores. Siendo nosotros sus seguidores este es el ejemplo que debemos adoptar.

No, no es fácil, ni es lo que nos brota al primer momento. Tenemos que esforzarnos y educarnos. Aprender a dominar nuestro egoísmo, nuestra vanidad, nuestra soberbia, nuestro orgullo. Ser cristianos es ser distintos.

Tenemos que aprender de nuestro maestro, a no jactarnos de lo que tenemos, de nuestros logros y aun de nuestras amistades. Bajar la cabeza y no buscar siempre imponernos, a veces incluso innecesariamente, tan solo por vanidad.

Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los ciegos.

Oremos:

Padre Santo, danos tolerancia y humildad. Que no busquemos siempre tener la última palabra. Aparta de nosotros la vanidad y la soberbia…Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo en unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos…Amén.

Roguemos al Señor…

Te lo pedimos Señor.

(Añade tus oraciones por las intenciones que desees, para que todos los que pasemos por aquí tengamos oportunidad de unirnos a tus plegarias)

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Lucas 7,1.7-14 invita a los pobres

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