Texto del evangelio Lc 14,1.7-11 – no te pongas en el primer puesto
1. Y sucedió que, habiendo ido en sábado a casa de uno de los jefes de los fariseos para comer, ellos le estaban observando.
7. Notando cómo los invitados elegían los primeros puestos, les dijo una parábola:
8. «Cuando seas convidado por alguien a una boda, no te pongas en el primer puesto, no sea que haya sido convidado por él otro más distinguido que tú,
9. y viniendo el que los convidó a ti y a él, te diga: «Deja el sitio a éste», y entonces vayas a ocupar avergonzado el último puesto.
10. Al contrario, cuando seas convidado, vete a sentarte en el último puesto, de manera que, cuando venga el que te convidó, te diga: «Amigo, sube más arriba.» Y esto será un honor para ti delante de todos los que estén contigo a la mesa.
11. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado.»
Reflexión: Lc 14,1.7-11
Aprendamos cuál debe ser nuestro comportamiento si queremos agradar a Dios. La primera pregunta que nos lanzará un escéptico será: ¿Y, por qué habríamos de buscar agradar a Dios? Elemental: cuando amas a alguien, buscas agradarle, es decir, hacer algo que le guste, que le haga sentir cómodo, confortable, querido. Obviamente, el que no ha amado, no sabe de esto. ¡Qué importante es el amor en la familia! Esta es la primera comunidad a la que nos integramos los seres humanos, en la que aprendemos todo lo que después habrá de ser determinante en nuestras vidas, especialmente a amar, convivir, respetarnos y tolerarnos. Pero cuando falta la familia, cuando por las exigencias del trabajo y la sobrevivencia esta se destruye, o peor aún, cuando irresponsablemente –siguiendo la moda-, nos aburrimos y nos separamos para “buscar la felicidad a la que tenemos derecho” importándonos un rábano los hijos, este núcleo fundamental es herido y desmembrado, de modo tal que sus componentes por mucho tiempo solo pueden sentir dolor, rabia, impotencia y resentimiento, más aun, cuando estos son tan pequeños que no llegan a comprender y mucho menos a aceptar lo que ocurre. ¡Qué difícil se hace entonces comprender lo que significa amor! ¡Es preciso vivirlo! Cuando alguno de los padres falta, se rompe la armonía y el equilibrio, dejando un vacío muy difícil de suplir. ¿Cómo entender entonces lo que significa agradar a alguien y mucho menos a Dios? «Cuando seas convidado por alguien a una boda, no te pongas en el primer puesto, no sea que haya sido convidado por él otro más distinguido que tú, y viniendo el que los convidó a ti y a él, te diga: «Deja el sitio a éste», y entonces vayas a ocupar avergonzado el último puesto.
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